Gestión financiera estratégica

¿Qué es la gestión financiera estratégica?

La gestión financiera estratégica significa no sólo gestionar las finanzas de una empresa, sino gestionarlas con la intención de tener éxito, es decir, de alcanzar las metas y objetivos de la empresa y maximizar el valor para los accionistas a lo largo del tiempo. Sin embargo, antes de que una empresa pueda gestionarse estratégicamente, debe definir con precisión sus objetivos, identificar y cuantificar sus recursos disponibles y potenciales, e idear un plan específico para utilizar sus finanzas y otros recursos de capital hacia la consecución de sus objetivos.

La gestión financiera estratégica consiste en crear beneficios para la empresa y garantizar un retorno de la inversión (ROI) aceptable. La gestión financiera se lleva a cabo a través de los planes financieros de la empresa, el establecimiento de controles financieros y la toma de decisiones financieras.

Comprender la gestión financiera estratégica

La palabra operativa: Estratégica

La gestión financiera en sí misma implica comprender y controlar, asignar y obtener adecuadamente los activos y pasivos de una empresa, incluyendo el seguimiento de las partidas de financiación operativa como los gastos, los ingresos, las cuentas por cobrar y por pagar, el flujo de caja y la rentabilidad.

La gestión financiera estratégica abarca todo lo anterior, además de la evaluación, la planificación y el ajuste continuos para mantener a la empresa centrada y encaminada hacia los objetivos a largo plazo. Cuando una empresa gestiona estratégicamente, se ocupa de los problemas a corto plazo de forma ad hoc para no desbaratar su visión a largo plazo. La gestión financiera estratégica incluye la evaluación y la gestión de la estructura de capital de una empresa, la combinación de financiación de deuda y de capital empleada, para garantizar la solvencia de la empresa a largo plazo.

Gestión financiera estratégica frente a táctica

El término «estratégico» se refiere a las prácticas de gestión financiera que se centran en el éxito a largo plazo, en contraposición a las decisiones de gestión «táctica», que se refieren al posicionamiento a corto plazo. Si una empresa está siendo estratégica en lugar de táctica, entonces toma decisiones financieras basadas en lo que cree que logrará resultados en última instancia, es decir, en el futuro; lo que implica que para realizar esos resultados, una empresa a veces debe tolerar pérdidas en el presente.

Cuando la gestión estratégica es eficaz

Por lo tanto, parte de la gestión financiera estratégica eficaz puede implicar el sacrificio o el reajuste de los objetivos a corto plazo con el fin de alcanzar los objetivos a largo plazo de la empresa de manera más eficiente. Por ejemplo, si una empresa sufrió una pérdida neta el año anterior, puede optar por reducir su base de activos mediante el cierre de instalaciones o la reducción de personal, disminuyendo así sus gastos de explotación. La adopción de estas medidas puede dar lugar a costes de reestructuración u otros elementos puntuales que afecten negativamente a las finanzas de la empresa a corto plazo, pero que la posicionan mejor para tener éxito a largo plazo.

Estas compensaciones a corto plazo frente a las de largo plazo a menudo deben hacerse teniendo en cuenta a varias partes interesadas. Por ejemplo, los accionistas de las empresas públicas pueden disciplinar a la gerencia por las decisiones que afectan negativamente el precio de las acciones de una empresa en el corto plazo, aunque la salud a largo plazo de la empresa se vuelve más sólida por las mismas decisiones.

Key Takeaways

  • La gestión financiera estratégica consiste en crear ganancias para el negocio.
  • Un plan financiero que es estratégico se centra en las ganancias a largo plazo.
  • La planificación financiera estratégica varía según la empresa, la industria y el sector.

Los elementos de la gestión financiera estratégica

Una empresa aplicará la gestión financiera estratégica en todas sus operaciones organizativas, lo que implica el diseño de elementos que maximizarán los recursos financieros de la firma y su uso eficiente. En este caso, la empresa debe ser creativa, ya que no existe un enfoque único para la gestión estratégica, y cada empresa diseñará elementos que reflejen sus propias necesidades y objetivos particulares. Sin embargo, algunos de los elementos más comunes de la gestión financiera estratégica podrían ser los siguientes.

Planificación

  • Definir los objetivos con precisión.
  • Identificar y cuantificar los recursos disponibles y potenciales.
  • Escribir un plan financiero empresarial específico.

Presupuestar

  • Ayudar a la empresa a funcionar con eficiencia financiera, y a reducir el despilfarro.
  • Identificar las áreas que incurren en más costes operativos, o que superan el coste presupuestado.
  • Asegurar la liquidez suficiente para cubrir los gastos operativos sin recurrir a recursos externos.
  • Descubrir las áreas en las que una empresa puede invertir las ganancias para lograr los objetivos con mayor eficacia.

Gestionar y evaluar el riesgo

  • Identificar, analizar y mitigar la incertidumbre en las decisiones de inversión.
  • Evaluar el potencial de exposición financiera; examinar los gastos de capital (CapEx) y las políticas del lugar de trabajo.
  • Emplear métricas de riesgo como cálculos de grado de apalancamiento operativo, desviación estándar y estrategias de valor en riesgo (VaR).

Establecer procedimientos continuos

  • Recoger y analizar datos.
  • Tomar decisiones financieras que sean consistentes.
  • Seguir y analizar la varianza-es decir, las diferencias entre los resultados presupuestados y los reales.
  • Identificar los problemas y tomar las medidas correctivas adecuadas.

Ejemplos de estrategias basadas en la industria

Así como las estrategias de gestión financiera variarán de una empresa a otra, también pueden diferir según la industria y el sector.

Las empresas que operan en industrias de rápido crecimiento -como la tecnología de la información o los servicios técnicos- querrán elegir estrategias que citen sus objetivos de crecimiento y especifiquen el movimiento en una dirección positiva. Sus objetivos, por ejemplo, podrían incluir el lanzamiento de un nuevo producto o el aumento de los ingresos brutos en los próximos 12 meses.

Por otro lado, las empresas de sectores de crecimiento lento -como la fabricación de azúcar o la producción de carbón- podrían elegir objetivos centrados en la protección de sus activos y la gestión de los gastos, como la reducción de los costes administrativos en un determinado porcentaje.

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