Pizzaiola de pollo | Lidia Bastianich
Sazone las pechugas de pollo con sal, y colóquelas en una bolsa de plástico reutilizable. Vierta el suero de leche y déjelo marinar en la nevera durante 2 horas. Escurrir el pollo, y precalentar el horno a 400˚F.
Linear una bandeja para hornear con papel pergamino. En un bol mediano, combine el panko, el Grana Padano rallado, el orégano seco, el perejil picado, la albahaca picada, 3 cucharadas de aceite de oliva y ½ cucharada de sal. Remover hasta que esté bien mezclado.
Colocar las pechugas de pollo escurridas en el bol con el pan rallado sazonado, de una en una, y dar unos golpecitos en ambos lados para que el pan rallado cubra el pollo por todos los lados. Coloca las pechugas de pollo empanadas sobre el papel pergamino, dispuestas de forma que no se toquen entre sí.
Hornee el pollo hasta que la capa esté crujiente y dorada y el pollo esté bien cocido, unos 15 minutos. Mientras el pollo se hornea, combine la salsa de tomate, las 2 cucharadas restantes de aceite de oliva y ¼ de taza de hojas de albahaca en una licuadora, y haga un puré hasta que esté suave. Sazone con sal. Vierta el puré en una cacerola pequeña y caliéntelo a fuego lento.
Cuando el pollo esté apenas cocido, cubra con la mozzarella en rodajas y hornee hasta que el queso esté apenas derretido, unos 2 minutos. Repartir la emulsión de tomate en los platos, cubrir con el pollo y un tomate cherry asado, si se utiliza, y servir.
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