28 años después de que unos vándalos destrozaran su cristal, el último bar gay de Portland vuelve a tener ventanas
PORTLAND, Maine – Por primera vez en casi tres décadas, se puede ver el interior del más antiguo -y último- bar gay de la ciudad sin necesidad de abrir la puerta.
Los nuevos ventanales de cuerpo entero del Blackstones son a la vez un símbolo del pasado intolerante de la ciudad y de lo lejos que ha llegado la aceptación de todos sus residentes.
El Blackstones, que abrió sus puertas por primera vez en 1987, siempre ha tenido un ambiente relajado y de barrio. Eso no impidió que los vándalos antigays rompieran repetidamente las ventanas de la fachada con piedras y ladrillos.
Sin embargo, los propietarios y los clientes del bar de la calle Pine se negaron a ser expulsados del barrio. En su lugar, taparon las ventanas con madera contrachapada y plexiglás, y volvieron a jugar al billar y a beber cerveza.
Eso fue hace 28 años.
Ahora, Portland ha cambiado. Los ladrillos y las piedras han dejado de volar. Se ha convertido en un lugar más acogedor para la comunidad LGBTQ.
Blackstones no ha cambiado mucho. Sigue siendo un bar tranquilo lleno de clientes habituales del West End y del ruido de los tacos de billar y las bolas del ocho. Excepto que ahora tiene grandes ventanas frontales que anuncian una nueva era más abierta de inclusión.
El propietario Matt Pekins había estado pensando en traer de vuelta las ventanas desde 2015.
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