Qué es la artritis gotosa? Causas, síntomas y tratamiento de la gota

  • Enero 06
  • Reumatología

Resumen

La gota -también conocida como artritis gotosa- es una forma común de artritis que puede ser extremadamente dolorosa. Suele producirse como resultado de la acumulación de ácido úrico en el torrente sanguíneo y puede afectar a las articulaciones del dedo gordo, el tobillo, el pie, la rodilla, la muñeca, la mano y el codo. Esto, a su vez, provoca una grave inflamación, dolor, enrojecimiento e hinchazón en las articulaciones. Además, existe la posibilidad de que la gota permanezca latente durante varios años, pero puede desencadenarse por diversas razones. Esta enfermedad suele ser más frecuente en hombres y mujeres después de la menopausia. Además, aunque puede afectar a hombres de cualquier edad, el primer ataque suele afectar a los hombres de entre 40 y 50 años.

También existe la idea errónea de que la gota está causada por comer en exceso y beber cantidades excesivas de alcohol. Aunque esto podría aumentar la probabilidad de padecer gota, no es toda la historia y, por tanto, no es la causa principal del trastorno.

Síntomas

Un ataque de gota puede producirse en cualquier momento, pero suele empezar por la noche con más frecuencia. Una persona puede irse a dormir sin sentir ningún signo de malestar y, de repente, despertarse en mitad de la noche con un episodio doloroso de inflamación articular grave. En algunos casos, puede afectar a más de una articulación a la vez. Cuando esto ocurre, la enfermedad se denomina gota poliarticular. Aunque es poco frecuente, hay posibilidades de que la gota se desarrolle también en articulaciones como la columna vertebral, los hombros o las caderas.

Además, en la mayoría de los individuos, no hay signos de síntomas posteriores después de un primer ataque de gota. Sin embargo, las probabilidades de sufrir otro episodio de gota aumentan con el tiempo y los individuos afectados suelen sufrir otro ataque en los siguientes 6 a 12 meses. Los síntomas de un ataque de gota incluyen:

  • Dolor repentino, insoportable y punzante en una articulación más
  • Piel roja y brillante alrededor de la articulación.
  • La articulación afectada que puede estar caliente al tacto
  • Síntomas parecidos a los de la gripe, incluyendo fiebre y escalofríos
  • Reducción del movimiento haciendo imposible caminar y estar de pie
  • Hinchazón e inflamación severas en y alrededor de la zona de la articulación que no puede soportar ni el más mínimo contacto.
  • Ternura extrema
  • Desarrollo de tofos -grumos de cristales de urato que se forman bajo la piel- especialmente en personas que sufren gota crónica
  • Pérdida de apetito
  • Náuseas
  • Picazón, piel escamosa cuando la inflamación cede

Causas

La gota se produce cuando hay una acumulación de niveles anormalmente altos de ácido úrico en el torrente sanguíneo (también denominada hiperuricemia) y en los tejidos. El ácido úrico es un producto de desecho básico que suele ser eliminado por los riñones a través de la orina. Sin embargo, cuando los riñones tienen dificultades para excretar el ácido úrico, el resultado es la acumulación de altos niveles de ácido úrico. Esta condición se denomina hiperuricemia y puede conducir a la gota. Sin embargo, algunos individuos, a pesar de tener niveles elevados de ácido úrico, no desarrollan gota, mientras que otros con los mismos niveles elevados tienden a hacerlo. No hay explicación de por qué ocurre esto. Cuando los cristales de orina se depositan en las articulaciones, se produce la inflamación del revestimiento de la articulación o de la membrana sinovial.

Estos cristales de orina también tienen tendencia a acumularse en el dedo gordo del pie debido a que tiene la temperatura más baja. Al cabo de varios años, la acumulación de cristales de ácido úrico en las articulaciones da lugar a la formación de grandes depósitos denominados tofos que se asemejan a bultos justo debajo de la piel. Los tofos pueden formarse alrededor de las zonas articulares afectadas, de los dedos de las manos y de los pies, o incluso de la oreja hacia el borde exterior. Si los tofos no se evitan o no se tratan a tiempo, pueden crecer y causar daños por presión en el cartílago y el hueso, lo que a la larga puede provocar daños en las articulaciones. Cuando esto ocurre, la afección se describe como gota tofácea crónica.

Factores de riesgo

Hay ciertos factores de riesgo que pueden provocar un aumento de los niveles de ácido úrico que, a su vez, pueden conducir al desarrollo de la gota. Estos son:

  • Tener sobrepeso u obesidad
  • Ingesta elevada de alcohol (especialmente cerveza)
  • Ciertos medicamentos, p. ej: diuréticos, inhibidores de la ECA y betabloqueantes
  • Personas que se han sometido a un trasplante de órganos
  • Una predisposición genética
  • Una lesión en una articulación
  • Consumir grandes cantidades de carne roja y pescado graso
  • Una cirugía o traumatismo reciente
  • Una enfermedad, como la neumonía o la gripe
  • Una enfermedad renal de larga duración.

Tratamiento

Una vez que el médico haya examinado la articulación afectada y comprobado el historial médico completo, procederá a realizar un diagnóstico completo de la gota. Esto puede incluir la toma de radiografías de la zona afectada para comprobar también si hay daños en la articulación. Aunque la gota no puede curarse completamente, la buena noticia es que puede tratarse con mucho éxito. Dicho esto, cuanto antes inicie el paciente un plan de tratamiento y control del dolor, más rápido volverá a ponerse en pie.

El tratamiento de la gota consiste principalmente en tomar una serie de medicamentos y controlar la dieta. Esto se hace para asegurar la prevención de futuros ataques y para asegurarse de que la inflamación está bajo control y para aliviar el dolor. A continuación, el médico desarrollará un plan de gestión para controlar los factores que aumentan la probabilidad de que la gota empeore, incluyendo la reducción de la ingesta de alcohol y la garantía de que el colesterol, la presión arterial, la diabetes y la obesidad están bajo control.

En un principio se aconsejará a los pacientes que se pongan hielo en la articulación afectada, ya que ayudará a reducir la inflamación. Para aliviar el dolor y la inflamación durante la fase aguda o inicial de un ataque de gota, los médicos recetan medicamentos denominados colchicina, antiinflamatorios no esteroideos (AINE), corticosteroides y/u hormona adrenocorticotrópica (ACTH). También se recetarán analgésicos como codeína, hidrocodona y oxicodona para aliviar el dolor.

Además, el médico podría recetar los siguientes medicamentos para reducir los niveles de ácido úrico, tratar los tofos y prevenir futuros episodios, como febuxostat, alopurinol, probenecid y/o sulfinpirazona.

También se aconsejará a los pacientes que aumenten la ingesta de líquidos bebiendo al menos 10-12 vasos de agua, especialmente en caso de que tenga cálculos renales. Esto se hace con la intención de expulsar del organismo el exceso de acumulación de cristales de ácido úrico.

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