Cirugía de tórax hundido – Especialistas médicos

Descripción general del pectus excavatum (tórax en embudo)

El pectus excavatum se presenta como una afección en la que el crecimiento anormal del esternón hace que parezca que una persona tiene el tórax hundido. En los casos más graves de pectus excavatum, todo el centro del tórax tiene un aspecto hundido o en forma de cuchara, lo que deja una profunda mella en la forma del cuerpo.

Aunque el pectus excavatum puede observarse generalmente poco después del nacimiento, la gravedad de un esternón hundido suele empeorar durante los brotes de crecimiento que se producen normalmente en la adolescencia.

Otro nombre para el pectus excavatum es tórax en embudo, y la afección es mucho más común en los hombres que en las mujeres. Se estima que el pectus excavatum se da en 1 de cada 150-1000 nacimientos, y que los hombres superan a las mujeres en una proporción de 3:1. En algunos de los casos más graves, el pectus excavatum completamente desarrollado puede interferir con el funcionamiento interno del corazón y los pulmones. Sin embargo, incluso las formas más leves de pectus excavatum pueden hacer que los niños se sientan muy acomplejados. Se pueden utilizar procedimientos quirúrgicos para corregir cualquier deformidad resultante.

Síntomas del pectus excavatum

Para la mayoría de los que experimentan el pectus excavatum, el único signo de la afección es una ligera hendidura en el pecho. En algunos casos, esta hendidura aumenta en profundidad durante la adolescencia temprana, y puede seguir empeorando en la vida adulta.

La compresión del corazón y los pulmones, causada por la presión del esternón, puede producirse en los casos más graves de pectus excavatum. Algunos síntomas comunes pueden incluir:

  • menor tolerancia al ejercicio
  • palpitaciones o un ritmo cardíaco rápido
  • infecciones respiratorias recurrentes
  • tus o sibilancias
  • dolor de pecho
  • soplo cardíaco
  • fatiga y cansancio

Causas del pectus excavatum

La causa precisa del pectus excavatum aún no se conoce, aunque muchos expertos creen que (al menos a veces) puede ser hereditaria. Los informes sugieren que alrededor del 37% de las personas con pectus excavatum tienen un familiar cercano que también padece la enfermedad.

Diagnóstico del pectus excavatum

Una simple exploración física suele ser suficiente para diagnosticar el pectus excavatum. Sin embargo, es posible que su médico desee realizar algunas pruebas adicionales para comprobar si hay algún problema cardíaco o pulmonar que pueda estar asociado a esta afección. Dichas pruebas podrían incluir:

  • Una radiografía de tórax para crear una imagen que muestre la extensión de la distorsión del esternón y cualquier desplazamiento del corazón
  • Una TC (tomografía computarizada) que puede producir imágenes detalladas en sección transversal para comprobar si hay alguna compresión.un electrocardiograma para comprobar el ritmo cardíaco e identificar posibles problemas de latidos irregulares
  • un ecocardiograma que utiliza ondas sonoras para crear imágenes en tiempo real del comportamiento funcional del corazón y las válvulas cardíacas
  • las pruebas de función pulmonar establecerán el volumen de aire que pueden almacenar sus pulmones y comprobar la rapidez con la que puede inspirar y espirar
  • una prueba de esfuerzo comprobará las funciones del corazón y los pulmones durante el ejercicio

radiografía del tórax

Tratamiento del pectus excavatum

Aunque el pectus excavatum puede repararse mediante una intervención quirúrgica, este tratamiento sólo suele estar disponible para quienes experimentan síntomas moderados o graves de la enfermedad. Aquellos cuyos síntomas son considerablemente más leves pueden encontrar que la fisioterapia puede ayudar mucho. Por ejemplo, algunos ejercicios específicos pueden ayudar a desarrollar una mejor postura y promover un mayor grado de expansión del tórax.

Opciones quirúrgicas

Cuando hay evidencia de un pectus excavatum de moderado a grave, puede haber una solución quirúrgica. Aquí, los dos procedimientos quirúrgicos más comunes pueden clasificarse según el tipo de incisión empleada para corregir la afección:

Incisión grande

Una incisión central deja al descubierto el esternón, de modo que el cartílago malformado que conecta las costillas y la parte inferior del esternón puede eliminarse fácilmente. Mediante puntales quirúrgicos o soportes de malla, el esternón se reposiciona y se fija. Estos soportes adicionales pueden retirarse al cabo de entre seis meses y un año.

Pequeña incisión

Para llevar a cabo un procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo, se realizan pequeñas incisiones bajo la zona del brazo a ambos lados del pecho. A continuación, se utilizan herramientas quirúrgicas y una diminuta cámara de fibra óptica para colocar una barra metálica redondeada debajo del esternón. Esta barra ayuda a que el esternón adopte una posición más natural, y permanece en su lugar durante dos años antes de ser retirada.

Independientemente del método que se utilice, la mayoría de los que se someten a la cirugía correctiva están contentos con el cambio resultante en su apariencia. Para garantizar los mejores resultados, la intervención quirúrgica suele realizarse durante la época en que es más probable que se produzcan los brotes de crecimiento de los adolescentes. No obstante, algunos adultos también han podido beneficiarse de este remedio quirúrgico.

Posibilidades de recuperación del pectus excavatum

La fisioterapia y la intervención quirúrgica adecuada suelen ser muy útiles para rectificar esta afección, especialmente en el caso de los niños y los adultos jóvenes.

Prevención del pectus excavatum

La mayoría de los adolescentes prefieren tener el mismo aspecto que sus coetáneos, por lo que a veces pueden necesitar asesoramiento para afrontar su afección. La conexión con otras personas que se enfrentan a problemas similares, a través de foros y organizaciones de pectus excavatum, también puede proporcionar un valioso apoyo.

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