La Gran Esfinge

Las estatuas colosales son una de las señas de identidad de la antigua civilización egipcia, y la Gran Esfinge de Guiza es la más famosa. Fue tallada directamente en la roca durante la Cuarta Dinastía (c.2613-2494 a.C.), lo que la convierte en la más antigua. Las antiguas esfinges egipcias representaban al rey con el cuerpo de un león, en una clara demostración de su poder.

Las pruebas apuntan a que la Gran Esfinge fue tallada durante el reinado de Jafre (Khefren para los antiguos griegos; c.2558-2532 a.C.), el constructor de la segunda de las pirámides de Guiza. La Gran Esfinge y el templo situado frente a ella, llamado Templo de la Esfinge, se encuentran justo al lado del templo del valle de Jafre y de la parte inferior de la calzada que conduce a su templo mortuorio y a su pirámide. Un cuidadoso análisis arqueológico ha revelado que el templo del valle fue terminado antes de que se comenzara a trabajar en la Gran Esfinge y su templo. El análisis de los rasgos faciales de la Gran Esfinge también ha revelado sorprendentes similitudes con los de las estatuas de Khafre.

La Gran Esfinge ha cautivado la imaginación de los viajeros y exploradores durante milenios, incluso en los tiempos del antiguo Egipto. Durante la XVIII Dinastía (c.1550-1295 a.C.), llegó a ser vista como una manifestación del dios del sol, y fue llamada Horemakhet «Horus en el horizonte». El rey Amenhotep II (c.1427-1400 a.C.) construyó un templo junto a la Esfinge, que dedicó a este dios. Su hijo, Tutmosis IV (c.1400-1390 a.C.), erigió una estela monumental entre sus patas delanteras, llamada Estela del Sueño, en la que dejó constancia de un acontecimiento fascinante.

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