El trauma y la respuesta aduladora: El lado oscuro de complacer a la gente

¿Está usted «adulando» para sobrellevar la situación?

Al principio puede ser difícil determinar si la adulación es su respuesta innata para protegerse del trauma. He aquí algunos signos clave de adulación:

Tienes una incapacidad para decir «no»

Estás al límite con los compromisos laborales y sociales, y te sientes física y emocionalmente agotado. Sin embargo, cuando alguien te pide un favor, no consigues decir «no». Es probable que internamente le dé pavor todo lo que ha firmado, pero ese sentimiento no es suficiente para empezar a rechazar las peticiones.

Tus valores parecen ser fluidos en las interacciones personales

Lo que puede empezar como una sensación de que sólo estás tratando de evitar una pelea puede convertirse en un tema recurrente en casi todas tus interacciones. Te resulta muy difícil defenderte a ti mismo y lo que crees que es correcto, sobre todo con las personas que tienes cerca. Pueden ser cosas pequeñas, como tu preferencia personal sobre una película, así como cuestiones más serias, como validar un comportamiento o punto de vista con el que realmente no estás de acuerdo.

Tu culpa y tu ira van de la mano

Estás tan acostumbrado a anteponer los sentimientos de los demás a los tuyos que, de alguna manera, sentirte enfadado con alguien se siente como una traición. Acabas reprimiendo estos sentimientos o simpatizando en exceso con la otra persona, incluso cuando está claramente equivocada.

Te estás quedando en blanco emocionalmente

Mientras vas tratando de hacer felices a todos los que te rodean, empiezas a reprimir inconscientemente tus propias emociones hasta el punto de desconectarte de ellas. Si intenta nombrar lo que siente, pero se ve envuelto en una compleja maraña de culpa, ira, miedo y ansiedad, es probable que se haya disociado de sus respuestas emocionales primarias.

Sus emociones estallan de formas inusuales

La supresión regular de las emociones puede hacer que surjan en situaciones no relacionadas, como cuando habla con un desconocido o en medio de una actividad aparentemente normal. Puedes sentir un impulso incontrolable de desahogarte o llorar, y preguntarte de dónde viene.

Te sientes responsable de las reacciones de los demás

Debido a que estás tan volcado en la validación y felicidad de los demás, incluso te sientes responsable de cómo reaccionan. Por ejemplo, cuando a un amigo no le gusta una película que has sugerido, te sientes mal y te disculpas. O, en tus relaciones, estás constantemente explicando el mal comportamiento de alguien como si fuera tu culpa. Esto también está relacionado con la codependencia, y suele ir acompañado de ansiedad, culpa y autodesprecio.

Sientes que nadie te conoce realmente

Basado en parte en la tendencia de la respuesta aduladora a entablar relaciones tóxicas, y también en el hecho de que probablemente estés reprimiendo muchas de las emociones que te hacen ser plenamente «tú», puedes acabar sintiendo que ni siquiera tus allegados saben realmente quién eres.

Liberarse de la adulación – y del miedo

Para quienes luchan contra los efectos de la respuesta de adulación, la terapia es una fuente importante de apoyo y crecimiento. Muchos descubren que, incluso cuando son conscientes de la conducta de adulación y de los impactos negativos que se derivan de ella, les resulta difícil salir de ella como respuesta predeterminada. Esto se debe a la idea profundamente arraigada de que adular creará seguridad.

Los terapeutas sugieren que para empezar a alterar positivamente esta respuesta innata, hay que abordar directamente las causas fundamentales del trauma. Esto le permite tener tiempo para procesar, hacer el duelo y reconstruir una vida que no esté dictada por el miedo.

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