Dieta sin gluten

En primer lugar, averigüe si tiene la enfermedad celíaca. Esto puede determinarse mediante un análisis de sangre, aunque una biopsia del intestino delgado se considera la medida más concluyente. A las personas a las que se les diagnostica la enfermedad celíaca se les aconseja que eliminen el gluten de su dieta, ya que su presencia desencadena una respuesta autoinmune en el organismo que daña el revestimiento del intestino delgado y bloquea la absorción de nutrientes. Los análisis de sangre y una muestra de heces también pueden ayudar a determinar la sensibilidad al gluten. Sin embargo, pueden ser complicados porque la detección depende de haber consumido gluten en las semanas anteriores a la prueba. Además, dada la amplia gama de síntomas asociados a la sensibilidad al gluten, abundan los diagnósticos erróneos y los infradiagnósticos. ¿Una prueba más sencilla? Evitar el gluten y ver si se siente mejor. Es posible que las personas con sensibilidad al gluten no necesiten evitarlo por completo, pero deberían sentirse mejor si reducen su consumo.

Deberá evitar el trigo, la cebada, el centeno, el triticale, una mezcla de trigo y centeno, el seitán, un alimento asiático hecho de gluten, y la avena, ya que son vulnerables a la contaminación con gluten. Recuerde también que el trigo puede recibir otros nombres; entre las variedades del grano se encuentran el bulgur, la sémola, la espelta y el farro. Además, el gluten puede encontrarse en productos como el maquillaje, los medicamentos, los aditivos alimentarios, las salsas y los aderezos para ensaladas. Así que tendrá que conocer todas las fuentes ocultas de gluten para eliminarlo eficazmente de su dieta.

Aunque comer sin gluten elimina una parte de lo que puede comprar en el mercado, sigue habiendo una gran cantidad de opciones. Las alternativas de granos ricos en nutrientes incluyen el arroz, el mijo, la quinoa y el amaranto. Y luego está la abundancia de alimentos enteros y no procesados, como la carne, las aves, las frutas, las verduras, los frutos secos, las judías, las legumbres, los huevos y los lácteos. Sólo hay que tener cuidado con la gran cantidad de alimentos procesados sin gluten que pueden llenarte de calorías vacías. Estos productos suelen compensar el gluten con más azúcar y grasa. Además, estos productos suelen sustituir las harinas integrales, que aportan nutrientes, por alternativas menos nutritivas y de alto índice glucémico.

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