¿Un metro o dos? La ciencia detrás del distanciamiento social

¿Qué constituye una distancia segura cuando se trata de la propagación del COVID-19? La respuesta depende de dónde se viva.

China, Dinamarca y Francia recomiendan una distancia social de un metro; Australia, Alemania e Italia recomiendan 1,5 metros, y Estados Unidos recomienda 1,8 metros. El Reino Unido, por su parte, ha anunciado que flexibilizará su atrajo las críticas de los mejores científicos por hacerlo.

La verdad es que aún no sabemos hasta dónde es suficiente cuando se trata del coronavirus. Un estudio reciente encontró el virus en el aire a una distancia de hasta cuatro metros de los pacientes infectados en una sala de COVID-19. Pero otro estudio, promocionado por la OMS, concluyó que el riesgo de transmisión se reduce significativamente con una distancia de un metro o más de una persona infectada, reduciéndose aún más con el aumento de la distancia.

¿Por qué tal rango de distancias «seguras»? Porque el distanciamiento social es un problema complejo con muchos factores variables que influyen. He aquí cuatro de los más importantes.

No hay un único cálculo que podamos hacer para determinar una distancia segura. Erdem Sahin/EPA

Gotas respiratorias

Cuando respiramos, hablamos, tosemos y estornudamos, miles de gotas son expulsadas de nuestra boca y nariz. El tamaño de estas gotitas varía: algunas pueden ser milimétricas y otras pueden ser muchos miles de veces más pequeñas. Las gotas más grandes, que llevan más partículas de virus, se asientan más rápidamente debido a la gravedad. Las gotas más pequeñas, que llevan menos partículas, pueden permanecer suspendidas en el aire durante horas.

El número y el tamaño de las gotitas varían en función de la actividad. La tos produce más gotitas en general y una mayor proporción de ellas son de mayor tamaño. La respiración produce menos gotitas en general y éstas son más pequeñas. La velocidad con la que las gotas salen de la boca y la nariz también influye en la distancia que recorren: las gotas de los estornudos son las que más lejos llegan.

Carga viral

La carga viral se refiere al número de copias del virus en una muestra (por ejemplo, en las gotitas que salen de nuestra boca y nariz). Sabemos que el número de copias del virus en las muestras respiratorias de los pacientes de COVID-19 puede variar desde unos pocos miles hasta cientos de miles de millones por mililitro.

La carga viral varía de una persona a otra, pero también depende de la fase de la enfermedad en la que se encuentre el paciente. También sabemos que las personas sin síntomas pueden eliminar el virus.

Conocer la carga viral en las gotitas respiratorias nos permite calcular a cuántas partículas de virus pueden estar expuestas las personas y si esto puede ser suficiente para que se infecten.

Dosis infecciosa

La dosis infecciosa es el número de copias del virus a las que el cuerpo necesita estar expuesto para desarrollar una infección. A la hora de calcular la distancia de seguridad, cuanto más cerca esté de una persona infectada, más probabilidades tendrá de exponerse a la dosis infecciosa al respirar las gotitas cargadas de virus.

La dosis infecciosa para las cepas de la gripe varía de miles a millones de copias. Todavía no conocemos esta cifra para el SARS-CoV-2.

Con el tiempo, nuevas investigaciones sobre cómo se comporta el virus en los seres humanos y otros animales, y comparaciones con otros virus, ayudarán a afinar esta cifra. En cualquier caso, podemos estar seguros de que la dosis infecciosa variará entre diferentes personas.

El entorno

Independientemente de que estemos en el interior o en el exterior, en la escuela, en el trabajo, en el transporte público o en el supermercado, el flujo de aire, la ventilación, la temperatura y la humedad influirán en lo que ocurre con las gotas respiratorias.

Depende mucho de nuestro entorno el modo en que se propagan las gotas de agua. TravelerPix/

Las corrientes de aire harán volar las gotas en varias direcciones. Una buena ventilación diluirá el número de gotas en el aire. La temperatura y la humedad afectarán a la velocidad de evaporación del agua de las gotas. Todo esto afectará a nuestra comprensión de cuánta distancia hay que mantener en diferentes tipos de espacio.

Escenarios complejos

Con estos cuatro elementos, podemos empezar a reunir lo que constituye una distancia segura.

Empecemos con este escenario: tres personas están en una habitación que no está ventilada. Una de ellas está infectada y dos no. Una de las personas sanas está de pie más cerca de la persona infectada -por ejemplo, a 80 centímetros- y otra está más lejos, digamos a dos metros.

La persona infectada tose, produciendo una nube de gotitas. Las gotas más grandes que llevan más partículas de virus se asientan más rápidamente debido a la gravedad. Las gotas más pequeñas que llevan menos virus viajan más lejos. Por lo tanto, la persona que se encuentra más cerca del paciente infectado corre un mayor riesgo de estar expuesta a las gotitas infecciosas que la que se encuentra más lejos.

Por qué es bueno mantener la distancia. Lena Ciric

Por supuesto, el escenario anterior es excesivamente simple. La gente se mueve. Una ventana abierta puede soplar aire en una dirección determinada. La persona infectada puede toser repetidamente durante un periodo de tiempo. Un acondicionador de aire puede recircular el aire en una habitación. La temperatura y la humedad de la habitación pueden provocar la desecación de partículas más pequeñas que transportan mayores concentraciones de virus. La exposición a muchas gotas más pequeñas durante un periodo de tiempo más largo puede ser equivalente a la exposición a unas pocas más grandes en un periodo corto.

Hay un número infinito de escenarios y tener una regla que se aplique a todos ellos es imposible.

Esto significa que las reglas de los diferentes países son, en última instancia, las mejores conjeturas hechas sobre la base de algunos de los factores descritos anteriormente. No pueden aplicarse en todos los contextos.

Es muy poco probable que usted se exponga a gotas infecciosas al aire libre debido al rápido flujo de aire y a la dilución, pero los espacios cerrados y abarrotados son un riesgo mucho mayor. Todos debemos poner nuestro granito de arena para detener la propagación del coronavirus, así que mantén la distancia, preferiblemente lo más lejos posible.

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