Harry y Ginny Romance

Ginny se despertó a la mañana siguiente sintiéndose lo más feliz que había sentido en mucho tiempo. Entonces se dio cuenta de por qué estaba tan feliz. Ella, Ginny Weasley, iba a salir con el gran Harry Potter. Saltó de la cama y se puso de puntillas para rodear a Hermione y salir de su habitación. Bajó las escaleras hasta la habitación de Harry y Ron. Para su alegría, Ron estaba en la ducha. Harry estaba tumbado en su cama, durmiendo. Ginny se acercó sigilosamente a su cama y se arrodilló junto a ella. Le miró la cara, relajada y sin estridencias. Apartó la mirada cuando oyó un crujido fuera de la puerta. Vio pasar al gul de la familia flotando. Jadeó sorprendida cuando el brazo de Harry la rodeó por la cintura y la tiró a la cama. Harry sonreía y Ginny se reía.

«Buenos días guapa». Dijo Harry. Estaba sonriendo ampliamente. Tenía aliento matutino. No era malo pero tampoco era tan divertido de besar.

«Buenos días a ti también nena. Ahora lávate los dientes Potter». Dijo Ginny mientras se levantaba de Harry y salía de la habitación riendo, moviendo las caderas. Esto hizo que Harry gimiera de deseo. Harry se levantó de la cama del campamento. Le dolían los brazos y las piernas. Pero como su premio era Ginny besándole y la comida, fue cojeando al baño para lavarse y vestirse. 10 minutos después, se dirigió a desayunar. Vio a Ginny friendo tocino en la sartén. Sonrió y se dirigió hacia ella. Le rodeó la cintura con los brazos. Ella dejó escapar un silencioso jadeo. Se dio la vuelta y sonrió.

«Mucho mejor», se inclinó y lo besó. Ella y Harry profundizaron el beso hasta que olieron el tocino quemado.

«Oh, mierda». Murmuró Ginny. Murmuró algunas palabrotas más y fue a limpiar el beicon quemado.

«Creo que me limitaré a tomar gachas de avena, cariño», dijo Harry, intentando no reírse.

«Lo mismo digo, a juzgar por el olor». Ron había entrado en la cocina frotándose el hombro derecho. Tenía un evidente ojo morado. Ginny dio un ligero respingo al ver su ojo. Harry se limitó a abrir y cerrar la boca como un pez de colores aturdido.

«Sé lo de mi ojo. Y sí, es doloroso. Supongo que cocinaré mis gachas y las de Hermione». Ginny soltó una risita y asintió. Justo en ese momento Hermione entró arrastrando los pies en la estrecha cocina. Su pelo alborotado había adquirido la forma de una melena de león. Al ver a Ron, chilló y trató frenéticamente de alisarse la melena. Ron se rió y la estrechó en un largo y cariñoso abrazo. Hermione se derritió en el abrazo.

«Er… chicos. Seguimos aquí!» dijo Harry, sonando como si estuviera tratando de no vomitar. Ginny se rió y besó el cuello de Harry. Él sonrió y la atrajo en un cálido abrazo. Ron levantó la vista.

«¡OI! Consigue una habitación!» dijo, con cara de asco. Hermione le dio una palmada en la parte superior de su musculoso brazo y le mandó callar antes de besarle los labios. Harry y Ginny se escabulleron, riendo. Entraron en la habitación de Ginny y se sentaron en su cama.

«¿Y qué quieres hacer hoy? Todo el mundo estará recuperándose de lo de ayer, supongo. Podríamos ir a nadar si quieres -dijo Ginny mirando a los ojos verde esmeralda de Harry con cariño. Él asintió y se inclinó para darle un beso. Ginny lo devolvió con gusto. Ambos estaban vestidos así que accioaron sus cosas de natación y empezaron a echar algo de comida en una cesta de picnic cuando el señor y la señora Weasley entraron con un montón de paquetes de papel y bolsas de terciopelo.

«¡Oh, hola, queridos! Acabamos de salir a buscar comida y otras cosas. El nuevo ministro de Magia es Kingsley. ¿¡Puedes creerlo!? De todos modos, va a venir a veros a los tres -indicó a Harry, Ron y Hermione- mañana. Dice que quiere felicitaros por haber derrotado a Voldemort. Oh, se siente bien no tener que preocuparse de que venga a buscarnos ahora. ¿Está George levantado?»

«Ahora sí», dijo la voz apagada de George. Todos se volvieron para mirarlo. Se miró a sí mismo y dijo

«Sí, estoy bien. Ahora qué hay de desayuno, me muero de hambre». La señora Weasley empezó a preparar tostadas para ella, el señor Weasley y George. El señor Weasley sacó el Daily Prophet. El titular era: «El niño que vivió desafía a Quien Tú Sabes». El señor Weasley sonrió.

«Bueno, Harry. Debo decir que lo de ayer fue algo. Hogwarts está siendo reconstruido. Debería estar listo para funcionar en septiembre. Puedo hablar con él, Harry?» Harry asintió y le siguió hasta el jardín.

«Harry tengo que pedirte una cosa. ¿Cuidarás de mi niña?», dijo el señor Weasley. Harry pareció sorprendido pero asintió.

«Te prometo que nunca le haré daño. Jamás. La quiero -dijo sonrojado. El señor Weasley se rió y sonrió cálidamente. Ambos se dirigieron de nuevo al interior con los demás.

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