Fusterlandia

¿Dónde va el arte después de Antoni Gaudí? Para obtener una pista, dirígete al oeste del centro de La Habana, al aparentemente discreto distrito de Jaimanitas, donde el artista José Fuster ha convertido su barrio natal en una obra maestra de intrincados trabajos de azulejos y colores caleidoscópicos, un país de las maravillas del arte callejero que hace que el Parque Güell de Barcelona parezca positivamente sedoso. El resultado es lo que se conoce extraoficialmente como Fusterlandia, un proyecto en curso que se inició hace unos 20 años y que ha cubierto varias manzanas suburbanas con arte público caprichoso pero muy estilizado. La pieza central es la propia casa de Fuster, el Taller-Estudio José Fuster, una residencia de gran tamaño decorada desde el tejado hasta los cimientos con arte, esculturas y, sobre todo, mosaicos de todos los colores y descripciones. La impresión general desafía la descripción escrita (¡sólo hay que ir!): es una mezcla fantástica de pasillos en espiral, piscinas ondulantes y fuentes de sol. La obra mezcla homenajes a Pablo Picasso y Gaudí con retazos del estilo de Paul Gauguin y Wifredo Lam, realismo mágico, motivos marítimos, aspectos de la santería, las líneas curvas del modernismo y una gran dosis de la propia cubanía de Fuster, que lo atraviesa casi todo. Busque las banderas cubanas, un mural del yate Granma y las palabras «Viva Cuba» estampadas en ocho chimeneas.

Fusterlandia se extiende más allá de la propia residencia de Fuster. Más de la mitad del barrio ha recibido un tratamiento similar, desde las señales de las calles hasta las paradas de autobús y la casa del médico local. Pasear por sus tranquilas calles es una experiencia surrealista y psicodélica.

Jaimanitas se encuentra justo al lado de la Quinta Avenida (Av 5) en el extremo oeste de Playa, entre el Club Habana y Marina Hemingway. Un taxi desde el centro de La Habana cuesta entre 12 y 15 CUC$.

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