Científicos diseñan genéticamente una forma de trigo sin gluten
Un panecillo recién horneado es tan delicioso como una nube suave y esponjosa en un día de verano. Lo que da al pan gran parte de su atractiva textura es el gluten, un grupo de proteínas que se encuentra en el trigo, el centeno y la cebada. Pero en las personas con un grave trastorno autoinmune llamado enfermedad celíaca, el gluten daña el intestino delgado. Muchos otros pueden tener una intolerancia al gluten más leve y evitar los alimentos que lo contienen.
La mayoría de los panes sin gluten se elaboran con harinas alternativas, como la de arroz o la de patata, por lo que tienen un sabor y un tacto diferentes a los del pan de trigo. Ahora, sin embargo, los investigadores afirman haber encontrado una forma de manipular genéticamente el trigo para que contenga una cantidad mucho menor del tipo de gluten más problemático, pero que siga teniendo otras proteínas que dan al pan su sabor y elasticidad característicos.
Los cultivos modificados genéticamente son objeto de un intenso debate en todo el mundo; algunos países, como Francia y Alemania, prohíben su cultivo. La mayor preocupación tiene que ver con la práctica de insertar ADN de una especie en otra, dice Francisco Barro, biotecnólogo vegetal del Instituto de Agricultura Sostenible de España. Para evitar este cruce genético, Barro y sus colegas utilizaron la técnica de edición genética CRISPR/Cas9 para cortar genes seleccionados de un genoma de trigo.
Su estudio se centró en las alfa-gliadinas, proteínas del gluten que se cree que son las principales causantes de problemas del trigo en el sistema inmunológico. Los investigadores diseñaron trozos de material genético que dirigían la proteína Cas9, parecida a una tijera, para cortar 35 de los 45 genes de las alfa-gliadinas. Cuando el trigo modificado se probó en una placa de Petri, produjo una respuesta inmunitaria un 85 por ciento más débil, informó el equipo en línea el pasado mes de septiembre en Plant Biotechnology Journal.
Wendy Harwood, genetista de cultivos en el Centro John Innes de Inglaterra, que no formó parte del estudio, señala que el trigo modificado tiene un camino por recorrer antes de que pueda convertirse en algo comercializable. «No creo que sea el final de la historia», dice. «Esto es sólo un paso muy importante para quizás producir algo que va a ser increíblemente útil». Para desarrollar una cepa de trigo completamente segura para los pacientes celíacos, los investigadores podrían necesitar dirigirse a más genes del gluten. Barro dice que su equipo está trabajando en ello.
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