Ataque de los cálculos biliares
Afectan más a las mujeres, pero los hombres siguen estando en riesgo.
Imagen: iStock
La mayoría de la gente nunca piensa en los cálculos biliares; eso es hasta que experimentan el dolor severo y punzante de un ataque de cálculos biliares. «Suelen aparecer después de comer, especialmente una comida rica en grasas o colesterol, y pueden durar entre 30 minutos y dos o más horas», dice el doctor William Brugge, ex director de endoscopia gastrointestinal del Hospital General de Massachusetts, afiliado a Harvard.
Los ataques suelen comenzar en la parte superior derecha del abdomen y pueden extenderse a la espalda, entre los omóplatos y bajo el hombro derecho. También pueden producirse náuseas o vómitos.
Lo que no se debe hacer es ignorar estos ataques, o tratar de soportarlos sin más, dice el doctor Brugge. «Los ataques de cálculos biliares son una señal de advertencia de que podría haber posibles complicaciones graves en la vesícula».
Cómo se forman los cálculos biliares
Los cálculos biliares se forman porque hay demasiado colesterol en la bilis, un líquido que elabora el hígado para digerir las grasas. La bilis es almacenada y liberada durante la digestión por la vesícula biliar, un órgano en forma de pera situado bajo el hígado.
Este exceso de material forma cristales que luego se aglutinan para formar cálculos. Su tamaño varía desde un grano de arena hasta una pelota de golf, pero la mayoría son del tamaño de un guijarro.
Los ataques de cálculos biliares se producen cuando éstos son demasiado grandes o abundantes y bloquean el flujo normal de la bilis. «El dolor no procede de los cálculos en sí, sino de los espasmos de la vesícula biliar al intentar expulsar la bilis», dice el doctor Brugge.
Si queda atrapada demasiada bilis, la vesícula biliar puede inflamarse. «La bilis también puede retroceder y entrar en la sangre, lo que puede causar ictericia, una condición en la que la piel y el blanco de los ojos aparecen amarillentos», dice el Dr. Brugge. Otros síntomas pueden ser sudoración, escalofríos, fiebre baja u orina de color amarillo oscuro.
Debe buscar atención médica inmediata si tiene alguno de estos síntomas o experimenta ataques de cálculos biliares que se han vuelto más frecuentes o graves.
Conozca sus factores de riesgo
Si ha evitado los cálculos biliares hasta ahora, no crea que es inmune. Los cálculos biliares se dan más en mujeres de 20 a 60 años. Sin embargo, afectan por igual a ambos sexos después de los 60 años.
También hay otros factores que aumentan el riesgo. Por ejemplo, las personas con sobrepeso son más susceptibles, ya que la formación de cálculos biliares está asociada al exceso de peso, que suele ser el resultado de consumir demasiados alimentos ricos en grasas y calorías. Los genes también influyen. Cualquier persona con antecedentes familiares de cálculos biliares tiene un mayor riesgo.
No existe una forma segura de prevenir los cálculos biliares, pero se pueden tomar ciertas medidas para protegerse. La dieta y la pérdida de peso son las que más influyen, dice el Dr. Brugge. «Adopte una dieta que elimine los alimentos ricos en grasas en favor de alimentos más vegetales, así como ejercicio regular para ayudarle a mantener un peso saludable», dice.
Sin embargo, asegúrese de evitar la pérdida rápida de peso, que también puede conducir a la formación de cálculos, dice el Dr. Brugge. Intente perder sólo de 1 a 2 libras por semana.
No siempre es un problema
Sin embargo, una vez que se forman los cálculos biliares, no siempre es necesario eliminarlos. «Si no interfieren con la función de la vesícula y no causan síntomas, no es necesario extirparlos», dice el doctor Brugge.
Sin embargo, si surgen problemas graves, la mejor opción es extirpar la vesícula y, por tanto, los cálculos. La cirugía de la vesícula biliar es uno de los procedimientos más habituales. Los pacientes suelen recuperarse rápidamente y pueden volver a la vida normal en pocos días, dice el Dr. Brugge.
La vida sin vesícula biliar
Si se le extirpa la vesícula, aún puede llevar una vida sana. En su lugar, la bilis fluirá directamente del hígado al intestino delgado en lugar de almacenarse. Sin embargo, la bilis se vuelve menos concentrada, lo que hace que la diarrea sea más común. Esto se puede controlar con una dieta baja en grasas, que hace que se libere menos bilis, y aumentando la fibra.
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