Alcibíades

Alcibíades, hijo de Cleinias y de una alcmeónida llamada Deinómaco, no tenía aún veinte años cuando estalló la Guerra de Arquidamia (primera fase de la Guerra del Peloponeso). Junto con su mentor Sócrates, estuvo presente cuando el general Formio sitió Potideia. Más tarde, ambos estuvieron presentes durante la batalla de Delium, en la que los atenienses fueron derrotados por los tebanos.

Tras la muerte del tío de Alcibíades, Pericles (429), los atenienses abandonaron su estrategia y se embarcaron en una política menos pasiva, diseñada por Cleón, y empezaron a atacar a Esparta en casa. Tras diez años de guerra, los espartanos se vieron obligados a admitir que habían sido incapaces de derrotar a Atenas, y firmaron la Paz de Nicias (421).

Ahora, Atenas inició una política cada vez más agresiva. Alcibíades convenció a sus compatriotas de que debían unirse a una nueva alianza antiespartana, que acabó en desastre (batalla de Mantineia, 418). No contento con este resultado, Alcibíades propuso enviar una armada para conquistar Sicilia. Muchos pensaron ahora que el extravagante político debía abandonar la ciudad, pero tras la decisión de organizar un ostracismo, encontró el apoyo de Nicias, y juntos lograron obtener más votos para otro, Hipérbolo, un demócrata radical.

Alcibíades fue nombrado uno de los tres comandantes de la expedición a Sicilia (los otros eran Nicias y Lámaco). Poco después de su llegada, y después de haber acordado seguir la táctica de Alcibíades, éste fue retirado porque se creía que estaba involucrado en un escándalo religioso (415). La expedición a Sicilia acabó también en desastre.

Entendiendo que su vida corría peligro, Alcibíades se exilió en Esparta, donde -según nuestras fuentes- convenció a las autoridades para que iniciaran de nuevo la guerra contra Atenas (la Guerra Decélea o Jónica). El momento fue bien elegido, porque en el año 413 los atenienses habían apoyado a Amorges, un rebelde del imperio persa. Casi inmediatamente, los persas se pusieron del lado de Esparta. Esto iba a ser la perdición de Atenas. Pudo sobreponerse a la pérdida de la fuerza expedicionaria de Sicilia, pero no pudo luchar contra Esparta y Persia al mismo tiempo.

Irónicamente, Alcibíades pudo regresar a Atenas después de haber hecho una falsa promesa de forjar una alianza entre Persia y Atenas, pero tuvo que abandonar su ciudad natal cuando quedó claro que no podría cumplir su palabra. Alcibíades volvió a exiliarse.

Tras la batalla de los Aigospotamoi, Atenas se vio obligada a rendirse (404); Alcibíades fue asesinado casi inmediatamente después. Un par de años después, los atenienses se vengaron de su maestro, Sócrates, que fue obligado a beber cicuta.

Literatura

La Vida de Alcibíades de Plutarco está disponible en LacusCurtius.