Técnica quirúrgica para la desarticulación de la cadera

La desarticulación de la cadera suele elegirse para tumores malignos óseos y de tejidos blandos por debajo del trocánter menor del fémur. La operación se realiza con el paciente en posición posterolateral; en la primera fase del procedimiento el cirujano se sitúa por delante del paciente. Tras la incisión de la piel y la división de los vasos y el nervio femoral, se seccionan los músculos de la parte anterior del muslo desde el lateral hasta el medial, empezando por el sartorio y terminando por el aductor mayor. Los músculos se dividen en su origen, excepto el iliopsoas y el obturador externo, que se dividen en su inserción en el trocánter menor del fémur. Se identifica y preserva el músculo cuadrado femoral, y a continuación se seccionan los músculos flexores en su lugar de origen desde la tuberosidad isquiática. Durante la siguiente fase, el cirujano se sitúa en la parte posterior del paciente, y la pelvis se rota desde la posición posterolateral a la anterolateral. Una vez completada la incisión de la piel, la fascia glútea, el tensor de la fascia lata y los músculos del glúteo mayor se dividen y se disecan libres de sus fijaciones posteriores para exponer los músculos que se insertan a través de un tendón común en el trocánter mayor. A continuación, estos músculos se seccionan en su inserción en el hueso. La cara posterior de la cápsula articular se expone y se secciona. Por último, se divide el nervio ciático y se deja que se retraiga por debajo del músculo piriforme. Para cerrar la herida, se aproximan los músculos conservados sobre la cápsula articular y se fija la fascia glútea al ligamento inguinal sobre drenajes de succión. La piel se cierra con suturas interrumpidas.

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