Romper el ciclo de los trastornos alimentarios, el insomnio y el trauma
18 de enero de 2017
El insomnio afecta a cerca del 24% de los estadounidenses1, pero la incidencia es mayor para los individuos que han experimentado un evento traumático. El 70% de las personas con TEPT tienen trastornos del sueño recurrentes2, y la mayoría de los pacientes diagnosticados de TEPT citan el hecho de quedarse dormidos o permanecer dormidos como su principal queja.3 Existe una correlación igualmente alta entre los trastornos de la alimentación y los trastornos del sueño. Las anoréxicas y las bulímicas suelen quejarse de insomnio de inicio de sueño y de sueño interrumpido,4 y la alimentación restrictiva también puede reducir la calidad del sueño.5
Durante la última década, Mirasol ha sido testigo de un aumento constante en el porcentaje de clientes que ingresan con traumas graves y, en consecuencia, ha desarrollado protocolos especializados para el tratamiento de los trastornos alimentarios con traumas complejos y TEPT coexistentes. Dadas las complejas interacciones entre el trauma, la depresión y los trastornos alimentarios, no es de extrañar que un alto porcentaje de los clientes de Mirasol también sufran trastornos recurrentes del sueño.
«Calculamos que el 75% de nuestros clientes tienen uno o más de los trastornos del sueño que caracterizan al insomnio, como dificultad para conciliar el sueño, despertares frecuentes durante la noche y despertarse antes de lo deseado», dice la directora ejecutiva de Mirasol, Diane Ryan. «La falta de sueño no sólo afecta a su capacidad para funcionar, sino que también puede dificultar el éxito del tratamiento de los trastornos alimentarios».
Para responder a esta necesidad crítica, Mirasol ha desarrollado nuevos protocolos de tratamiento para los trastornos del sueño. En la actualidad, todos los clientes son examinados para detectar el insomnio y, si obtienen una puntuación de moderada a grave, reciben modalidades de tratamiento adicionales dirigidas a los aspectos cognitivos, conductuales, neurológicos y fisiológicos del trastorno.
La intervención combina la atención plena y la educación con componentes cognitivo-conductuales e incluye medidas objetivas del sueño. Puede incluir o no medicación, ya que la investigación indica que la medicación sólo tiene una utilidad temporal en el tratamiento del insomnio. Por ejemplo, en un estudio en el que se comparó el zolpidem (Ambien) con la terapia cognitivo-conductual (TCC), los que recibieron una combinación de TCC y medicación mejoraron más rápidamente, pero en la segunda fase del estudio, a más largo plazo, los beneficios de la terapia farmacológica se desvanecieron.6
Según Ryan, «el manejo de la medicación puede ser un objetivo de nuestro protocolo de tratamiento del insomnio, pero no es necesario interrumpir estos medicamentos para que el tratamiento sea efectivo.»
Aliviar los síntomas del insomnio podría tener consecuencias de largo alcance, ya que investigaciones recientes indican que los trastornos del sueño no sólo son el resultado de, sino que también contribuyen al desarrollo del TEPT.7
«Estamos comprometidos a proporcionar un tratamiento de vanguardia para los trastornos alimentarios y las condiciones co-ocurrentes, incluyendo el trauma», dice Ryan. «Eso significa que también debemos intervenir en las luchas de los clientes con el insomnio para aumentar la eficacia del tratamiento, así como para prevenir la re-traumatización».
1La Encuesta Americana de Insomnio (AIS) (Kessler, 2011).
2Straus, L. D., Drummond, S. P., Nappi, C. M., Jenkins, M. M., & Norman, S. B. (2015). «Variabilidad del sueño en el TEPT relacionado con el ejército: A Comparison to Primary Insomnia andHealthy Controls», Journal of Traumatic Stress, 28(1), 8-16. doi:10.1002/jts.21982.
3Pigeon, W. R., Heffner, K. L., Crean, H., Gallegos, A. M., Walsh, P., Seehuus, M., & Cerulli, C. (2015), «Responding to the need for sleep among survivors of interpersonalviolence: Un ensayo controlado aleatorio de una intervención de insomnio cognitivo-conductual seguido de un tratamiento de TEPT». ContemporaryClinical Trials, 45, 252-260. doi:10.1016/j.cct.2015.08.019.
4 «Correlación entre los trastornos de la alimentación y las alteraciones del sueño», Eiber R, Friedman S, Encephale Sep-Cot 2001.
5 «Severidad del insomnio, síntomas de alimentación desordenada ydepresión en estudiantes universitarias», Lombard, Battagliese, Baglioni, David, Violani y Riemann, Clinical Psychologist18 (2014) 108-115.
6 «Superar el insomnio», Harvard Mental Health Letter, febrero de 2011.
7 «Sleep Disturbance in Pediatric PTSD: Current Findings and Future Directions», Journal of Clinical SleepMedicine, 2013 May 15; 9(5): 501-510.
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