¡Recuerda el hipocampo! Puedes proteger el ‘centro de regeneración’ del cerebro’

¿Qué parte del cerebro incorpora nuestras experiencias momento a momento, las teje en recuerdos verbales, espaciales y emocionales coherentes e interconectados, y nos permite ser conscientes de toda nuestra ‘historia vital’?

Es el hipocampo, por supuesto. Los daños en esta parte del cerebro -como en las personas con enfermedades mentales graves- perjudican gravemente la capacidad de formar nuevos recuerdos, con el consiguiente deterioro social y profesional.

Interesantemente, el hipocampo también es el «centro de regeneración» del cerebro, ya que produce continuamente células progenitoras que pueden diferenciarse en neuronas y glía que migran a las regiones del cerebro que necesitan reponerse.

¿Qué tiene esto que ver con la psiquiatría? Mucho. Ahora está bien establecido que el hipocampo está estructural y funcionalmente deteriorado en varios trastornos neuropsiquiátricos graves. El hipocampo:

  • no se desarrolla adecuadamente en la esquizofrenia
  • muestra una atrofia progresiva en las personas con depresión unipolar o bipolar recurrente
  • se marchita en los trastornos por estrés grave, como el trastorno por estrés postraumático (TEPT)
  • se daña por la toxicidad de la adicción al alcohol
  • se devasta rápidamente en la demencia de Alzheimer.

No es de extrañar que las funciones cognitivas -especialmente la memoria y el aprendizaje- estén gravemente deterioradas en las personas que sufren estos trastornos.

Regeneración y reparación

¿Qué podemos hacer los psiquiatras respecto a la disfunción del hipocampo de nuestros pacientes? Hay buenas noticias en ese frente.

La abstinencia de alcohol revertirá el daño del hipocampo en un plazo de 6 a 12 meses. Se ha descubierto que los antidepresivos estimulan la producción de nuevas células cerebrales (neurogénesis) y reconstruyen gradualmente la estructura del hipocampo en los individuos deprimidos. Lo mismo ocurre con los antipsicóticos atípicos (pero no los convencionales), que inducen factores de crecimiento neurotróficos como el factor de crecimiento nervioso (NGF) y el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF). El NGF y el BDNF facilitan la supervivencia y la maduración de las nuevas neuronas producidas en el hipocampo. Se ha demostrado que algunos atípicos previenen o revierten la supresión de la neurogénesis inducida por el estrés en el hipocampo y, en teoría, previenen el TEPT.

Estudios recientes demuestran que los antidepresivos pierden su eficacia clínica si se inhibe la neurogénesis. Esto sugiere que la neurogénesis del hipocampo -más que los neurotransmisores- puede ser el mecanismo por el que se levanta la depresión. Sólo la demencia sigue desafiando los esfuerzos por detener su despiadada destrucción del hipocampo, con un grave deterioro cognitivo y un desvanecido sentido de sí mismo y del mundo.

Flexionando el centro de la memoria

Además de la medicación, otras herramientas prácticas pueden mantener el hipocampo sano (prevención) o restaurar su salud (intervención), ya sea en pacientes psiquiátricos o en individuos mentalmente sanos pero que están envejeciendo. Entre ellas se encuentran:

  • el ejercicio físico, que estimula la neurogénesis
  • el control del estrés para reducir los efectos neurotóxicos del cortisol en el hipocampo
  • los ejercicios mentales -como memorizar un poema o una lista de palabras o números, leer, escribir o recuperar vocabulario- activan el hipocampo
  • respiración profunda varias veces al día para oxigenar adecuadamente el cerebro (el hipocampo es la región cerebral más vascularizada y la primera en sufrir la falta de oxígeno).

Los clínicos también debemos mantener nuestro hipocampo sano mediante la prevención y la intervención para poder cuidar bien a nuestros pacientes.

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