Rambután: La fruta «peluda»

Este pasado fin de semana se celebró el Rosh Hashaná, el año nuevo judío. Hay muchas costumbres alimentarias en esta festividad, una de ellas es disfrutar de una nueva fruta para recordarnos que debemos apreciar los frutos de la tierra y que estamos aquí para disfrutarlos. Todos los años hay que buscar una fruta que no hayamos probado nunca, lo que no es una tarea fácil. Este año, Andy y yo hemos encontrado dos nuevas frutas para compartir con mi familia. La primera es el Rambután.

El rambután es el fruto de un árbol tropical originario de Indonesia y del sudeste asiático. La traducción literal de rambután es «peludo», y como puedes ver, la fruta está cubierta de «pelo». Cuando vimos por primera vez el rambután nos sentimos un poco escépticos, ya que no parece muy apetecible. Por suerte había un señor en el supermercado que estaba comprando muchas de estas pequeñas frutas y nos explicó lo que son. El exterior del rambután no es comestible, y la pulpa comestible del interior es translúcida, con un sabor dulce y ligeramente ácido, muy similar al del lichi, otra fruta tropical.

Cómo comer el rambután:

• Corte suavemente la corteza del rambután por el centro (alrededor del ecuador).
• Con los dedos, separe las dos partes de la corteza. Verá el fruto blanco translúcido en el centro.

• Saque el rambután de la corteza apretando ésta hasta que salga.
• Disfrute de la fruta carnosa, pero tenga cuidado con el hueso parecido a una almendra que hay en su interior. Según algunas fuentes, el hueso es ligeramente venenoso cuando está crudo.

En cuanto a los beneficios nutricionales del rambután, no he podido encontrar mucha información al respecto, pero contiene una buena cantidad de vitamina C. Y es fruta, así que ¡qué no hay que disfrutar!

Estad atentos a la segunda fruta nueva que he probado este fin de semana: el Mamey.