Por qué tu conejo de mascota es más dócil que su pariente salvaje
¿Por qué un conejo salvaje huye cuando se le acerca una persona, pero un conejo doméstico se queda para recibir una golosina? Un nuevo estudio concluye que la domesticación puede haber desencadenado cambios en el cerebro de estos -y quizá de otros- animales que les han ayudado a adaptarse a su nuevo entorno, dominado por los humanos.
El nuevo estudio proporciona «conocimientos específicos y nuevos» en el actual debate sobre los factores fisiológicos que determinan la domesticación y la evolución, afirma Marcelo Sánchez-Villagra, profesor de paleobiología de la Universidad de Zúrich (Suiza), que no ha participado en el trabajo.
El líder del equipo de investigación, el genetista animal Leif Andersson, de la Universidad de Uppsala, en Suecia, y de la Universidad A&M de Texas, en College Station, cree que el proceso de domesticación ha provocado cambios en la estructura del cerebro que permiten al conejo ser menos nervioso con los humanos. Para averiguarlo, él y sus colegas tomaron imágenes de resonancia magnética de los cerebros de ocho conejos salvajes y ocho domésticos y compararon los resultados.
El equipo descubrió que la amígdala, una región del cerebro que procesa el miedo y la ansiedad, es un 10% más pequeña en los conejos domesticados que en los salvajes. Mientras tanto, el córtex prefrontal medial, que controla las respuestas al comportamiento agresivo y al miedo, es un 11% mayor en los conejos domesticados. Los investigadores también descubrieron que los cerebros de los conejos domésticos son menos capaces de procesar la información relacionada con las respuestas de lucha o huida porque tienen menos materia blanca que sus primos salvajes. La materia blanca ayuda a conectar las células nerviosas a través de unas fibras de transmisión de señales llamadas axones y puede influir en el procesamiento de la información en el cerebro. Cuando un conejo salvaje está en peligro, se necesita más materia blanca para que los reflejos sean más rápidos y para aprender a qué hay que temer.
Estos cambios en el cerebro reducen emociones como el miedo y la agresividad, creando las personalidades dóciles que se encuentran en el conejo domesticado, concluyen los investigadores hoy en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Los cambios en la forma del cerebro se produjeron en los animales domesticados porque no se enfrentan a las mismas presiones que sus homólogos salvajes, dice Andersson. Cuando criamos conejos domésticos, seleccionamos la mansedumbre, lo que a su vez selecciona los genes que afectan a la estructura del cerebro, dice. «Los comportamientos relacionados con el miedo y la agresión son necesarios para la supervivencia. Pero el conejo domesticado no se enfrenta a las mismas presiones. Ha evolucionado para vivir en un entorno dominado por los humanos, donde la comida y el refugio están fácilmente disponibles y se les proporciona».
Cualquier estudio que compare animales salvajes y domesticados sufre el hecho de que las primeras poblaciones salvajes y domesticadas ya no existen, señala Sánchez-Villagra. Pero dice que lo que hizo el equipo de Andersson es «una buena aproximación a lo que ocurrió cuando se produjo la primera domesticación y es un tema importante en los estudios evolutivos».
*Corrección, 26 de junio, 12:35 horas: El pie de foto del arte de la amígdala se ha cambiado porque el anterior indicaba erróneamente una diferencia entre los conejos salvajes y los domésticos.
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