Perspectivas económicas de Francia
Perspectiva económica de Francia
La economía de Francia es la quinta del mundo y representa aproximadamente una quinta parte del producto interior bruto (PIB) de la zona euro. Actualmente, los servicios son el principal contribuyente a la economía del país, con más del 70% del PIB procedente de este sector. En el sector manufacturero, Francia es uno de los líderes mundiales en los sectores automovilístico, aeroespacial y ferroviario, así como en cosméticos y artículos de lujo. Además, Francia tiene una mano de obra muy formada y el mayor número de licenciados en ciencias por cada mil trabajadores de Europa.
En el sector exterior, el socio comercial más cercano de Francia es Alemania, que representa más del 17% de las exportaciones de Francia y el 19% de las importaciones totales. Las principales exportaciones de Francia son maquinaria y equipos de transporte, equipos aeroespaciales y plásticos, mientras que las principales importaciones son maquinaria, automóviles y petróleo crudo. Además, Francia es el país más visitado del mundo, por lo que el turismo es un sector destacado en la economía.
En comparación con sus pares, la economía francesa soportó relativamente bien la crisis económica. Protegida, en parte, por la escasa dependencia del comercio exterior y la estabilidad de las tasas de consumo privado, el PIB de Francia sólo se contrajo en 2009. Sin embargo, la recuperación ha sido bastante lenta y las altas tasas de desempleo, especialmente entre los jóvenes, siguen siendo una preocupación creciente para los responsables políticos. Tras el inicio de la crisis, la economía se estancó y el país ha tenido que afrontar varios retos económicos. Los ingresos fiscales del gobierno han disminuido y el poder adquisitivo de los consumidores se ha reducido. Los responsables políticos han intentado modernizar la economía; sin embargo, ha sido un proceso difícil. El anterior gobierno de Sarkozy se hizo muy impopular, en parte debido a su programa de reformas. No obstante, con un déficit presupuestario superior a la media de la zona euro y unas previsiones de crecimiento bajas, el actual gobierno de Hollande se enfrenta al reto de restablecer las finanzas públicas de Francia al tiempo que fomenta el crecimiento económico.
Historia económica
Después de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de centro-izquierda de Charles De Gaulle aplicó una política económica de dirigismo mientras reconstruía el país. El Estado tomó el control de ciertas industrias clave, como el transporte, la energía y las comunicaciones, y creó una agencia de planificación para regular la actividad económica. El primer plan nacional de desarrollo económico, el Plan Monnet, y los planes posteriores se convirtieron en un rasgo distintivo de la política económica francesa de posguerra. Además, De Gaulle inició la construcción de un estado de bienestar en Francia y estableció instituciones clave como la seguridad social y los comités de empresa que se mantienen en la actualidad.
La estrategia económica de Francia en la posguerra resultó ser un éxito y Francia entró en «Les Trente Glorieuses» («Los Treinta Gloriosos»), un periodo de crecimiento económico acelerado, experimentando altos aumentos de productividad, PIB y salarios reales. En 1983, la creciente deuda pública, la presión inflacionista y los desequilibrios internos y externos hicieron que el gobierno francés pasara del «dirigismo» a una era «de la rigueur» o de privatización. El gobierno comenzó a retirarse de la intervención económica directa, privatizando algunas empresas estatales y adoptando políticas más orientadas al mercado. Sin embargo, todavía se pueden encontrar restos del «dirigismo» en la economía francesa, ya que el gobierno sigue teniendo grandes participaciones en una serie de sectores clave.
Durante este periodo, el gobierno francés, junto con su principal socio comercial, Alemania, abogó por una mayor integración económica europea. Francia fue miembro fundador de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero y de la Comunidad Económica Europea, organizaciones precursoras de la Unión Europea. Además, Francia fue uno de los primeros países en adoptar el euro y la economía francesa sigue estando muy integrada con Europa en la actualidad.
En los últimos años, Francia, al igual que muchas naciones europeas, ha experimentado un estancamiento del crecimiento y desafíos fiscales. Bajo el mandato del ex presidente Sarkozy, el país aplicó medidas de austeridad para atajar el déficit presupuestario y la deuda pública. Sin embargo, el PIB de Francia se ha mantenido casi sin cambios desde 2011 y la tasa de desempleo sigue siendo alta. Para revitalizar la economía francesa, el actual presidente Hollande se enfrenta a la tarea de recortar el gasto público al tiempo que estimula la creación de empleo.
Balanza de pagos
Desde 2005, Francia ha mantenido un déficit por cuenta corriente, impulsado principalmente por el comercio de bienes. Sin embargo, en 2013, el déficit comercial de Francia se redujo a su nivel más bajo desde 2010, aunque esta disminución se debió principalmente a que las exportaciones cayeron menos rápidamente que las importaciones.
Correspondientemente, las entradas de capital también han fluctuado en el pasado, normalmente impulsadas por grandes cantidades de Inversión Extranjera Directa (IED). Francia ocupó el décimo puesto en el ranking mundial de entradas de IED en 2010 e históricamente ha sido uno de los principales destinos de IED. Sin embargo, la IED experimentó un gran descenso en 2013, contrayéndose un 77%. Los países con mayores inversiones en Francia son Estados Unidos, Alemania, Italia y Reino Unido.
Estructura comercial
Francia es el segundo mayor exportador de Europa después de su mayor socio comercial, Alemania. En particular, Francia consume grandes cantidades de bienes de consumo importados, que son más baratos que los productos «Made in France». Francia también es un importador neto de petróleo y sigue siendo sensible a las variaciones de los precios.
Francia es miembro de la Unión Europea (UE) y sigue una política comercial similar a la de otros Estados miembros, con un tipo arancelario medio ponderado común de la UE. Además, Francia y otros Estados miembros de la UE tienen varios acuerdos comerciales bilaterales y regionales y son miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Francia es una economía relativamente abierta; sin embargo, existen algunas barreras al comercio. Entre los bienes, muchos productos agrícolas están protegidos a nivel europeo, una política que Francia defendió, y los agricultores franceses han dependido históricamente de las subvenciones del gobierno. Francia recibe grandes cantidades de IED y la normativa sobre inversiones es generalmente transparente, aunque persisten muchos impedimentos burocráticos. En cambio, el sector financiero es relativamente cerrado, y sólo unos pocos bancos extranjeros operan en el país.
Exportaciones de Francia
Francia exporta una amplia gama de bienes y servicios y tiene una relación entre exportaciones y PIB cercana al 30%. Las exportaciones de bienes de mayor valor en dólares de Francia incluyen maquinaria, aviones y naves espaciales, vehículos, equipos electrónicos y productos farmacéuticos. Además, Francia es uno de los mayores exportadores del mundo de productos agrícolas y ganaderos y es famosa por sus vinos, licores y quesos. El gobierno francés concede importantes subvenciones a este sector y Francia es el mayor exportador de productos agrícolas de Europa. Entre los servicios, el turismo es una exportación clave y Francia es el país más visitado del mundo. Otros servicios clave exportados son los servicios empresariales y el transporte.
La mayoría de las exportaciones de Francia se dirigen a países europeos, y sólo alrededor de un tercio de todas las exportaciones van a economías fuera de Europa. Francia exporta la mayor cantidad de bienes y servicios a Alemania, seguida de Bélgica, Italia, España y el Reino Unido. Fuera de la Unión Europea, Estados Unidos es el principal destino de las exportaciones francesas.
Importaciones a Francia
En los últimos años, Francia ha sido un importador neto, consumiendo una gran cantidad de bienes y servicios importados. Las principales importaciones de Francia son la maquinaria, los vehículos, el petróleo crudo y las aeronaves. Entre los servicios, las mayores importaciones de Francia son los servicios de transporte y de viajes.
Al igual que las exportaciones, la mayoría de las importaciones proceden de países europeos, que representan el 68% del total de las importaciones. Los principales socios de importación de Francia son Alemania, Bélgica, Italia y España. Fuera de la Unión Europea, Francia es el país que más importa de China. Francia, como miembro de la UE, sigue el tipo arancelario medio ponderado común de la UE para determinadas importaciones.
Política económica
Desde la década de 1980, el gobierno de Francia ha favorecido el capitalismo y las políticas orientadas al mercado. El gobierno ha privatizado parcial o totalmente muchas industrias nacionales, como Air France, France Telecom y Renault, y actualmente los dirigentes franceses siguen comprometidos con el capitalismo. Sin embargo, el gobierno francés sigue desempeñando un papel en ciertos sectores nacionales clave, como la agricultura, e intervendrá en el mercado para moderar ciertas desigualdades económicas sociales.
Desde la crisis económica, el gobierno de Francia ha tenido que reevaluar este aspecto de su política económica. A pesar de los recientes cambios en las políticas de Francia, puede ser necesaria una mayor reforma para reactivar la economía. Francia ocupa el puesto 141 de 144 países en cuanto a «prácticas de contratación y despido», según el Informe de Competitividad Global del Foro Económico Mundial, y muchos críticos abogan por una reforma del mercado laboral. Además, el mercado de la vivienda en Francia está bajo presión debido a los altos precios y la baja actividad del mercado. En particular, las decisiones de política económica francesas están influidas por las políticas y objetivos comunes de la Unión Europea, así como por la pertenencia de Francia a organizaciones supranacionales como la OMC y el G7.
Política fiscal
En las últimas décadas, Francia, al igual que muchos otros países europeos, ha experimentado un aumento del tamaño del gobierno y una acumulación de deuda pública. Desde la crisis económica, el gobierno ha tenido que enfrentarse a nuevas realidades económicas y ha utilizado la política fiscal como herramienta para estimular la economía y reducir el déficit presupuestario. El ex presidente Sarkozy aplicó medidas de austeridad, principalmente recortes presupuestarios y subidas de impuestos, para intentar revitalizar la economía francesa y reducir el déficit presupuestario del país. Sin embargo, el actual presidente Hollande fue elegido en una campaña para eliminar el déficit presupuestario mediante el aumento de los impuestos a los ricos, manteniendo el gasto público. Tras incumplir los objetivos de déficit y con una economía francesa que sigue experimentando débiles tasas de crecimiento, Hollande tuvo que reevaluar su política fiscal y en 2014 se comprometió a recortar el gasto público en 50.000 millones de euros en los próximos tres años.
Política monetaria de Francia
El Banco de Francia es el banco central de Francia y es responsable de la aplicación de la política monetaria de Francia. Desde 1999, Francia sigue la política monetaria común de la zona euro establecida por el Banco Central Europeo (BCE). El objetivo principal de la política monetaria del BCE es mantener la estabilidad de los precios en la zona euro. En la actualidad, el Banco de Francia está vinculado al BCE y aplica la política de tipos de interés establecida por el Sistema Europeo de Bancos Centrales.
El BCE se ha comprometido a mantener la inflación por debajo, pero cerca, del 2% a medio plazo. Para lograr este objetivo, el BCE utiliza un conjunto de instrumentos de política monetaria que incluyen la fijación del tipo de depósito clave y del tipo de refinanciación de referencia. Desde la reciente crisis económica, la inflación ha caído por debajo del 1%, en la «zona de peligro», lo que ha llevado al BCE a tomar medidas de política monetaria sin precedentes. En 2014, el BCE recortó el principal tipo de refinanciación hasta un mínimo histórico del 0,15% y se convirtió en el primer gran banco central en adoptar un tipo de depósito negativo.
Antes, a diferencia de la Reserva Federal, el BCE no solía comprar bonos directamente. En su lugar, el BCE utilizaba operaciones inversas, acuerdos de recompra o préstamos garantizados, para manipular la oferta monetaria. Sin embargo, durante la reciente crisis de la deuda soberana, el BCE compró bonos emitidos por países débiles de la eurozona para estimular la liquidez.
Política cambiaria de Francia
Desde la adopción del euro, la política cambiaria de Francia ha sido determinada por el BCE. Los miembros de la eurozona decidieron en 1998 adoptar un régimen de tipo de cambio flexible, permitiendo la libre flotación del euro. Al permitir la flotación del euro, el BCE se centra en los tipos de interés más que en los tipos de cambio y no interviene en los mercados de divisas.
El euro es la segunda moneda de reserva del mundo, después del dólar estadounidense, y se utiliza como moneda de referencia para varios países fuera de la eurozona. Además, la corona danesa y la litas lituana están vinculadas al euro a través del Mecanismo Europeo de Tipos de Cambio II.
Desde su introducción, el tipo de cambio USD/euro ha flotado dentro de una horquilla de 0,90 USD por euro (media anual del período) y 1,47 USD por euro (media anual del período). Tras alcanzar su máximo en 2008, el euro se depreció ante el temor de una posible ruptura de la eurozona provocada por la crisis de la deuda soberana griega. Aunque el euro ha ganado terreno desde entonces, la incertidumbre sobre la evolución de la crisis de la deuda sigue afectando a la cotización.
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