Mira cómo se armó la casa de Diane Keaton gracias a Pinterest
Si siempre supusiste que la casa de Diane Keaton se parecería a la de Erica Barry (su personaje en la película de 2003 de Nancy Meyers Something’s Gotta Give), no eres el único. «Todavía se me acercan mujeres y me hablan de esa cocina», se ríe Keaton. Pero la actriz convertida en autora, que acaba de publicar su tercer libro, The House That Pinterest Built (Rizzoli), dice que su gusto es un poco más «chatarrero» que el de su amiga directora. «Nancy tiene un gusto increíble, pero a mí siempre me ha gustado el español antiguo», explica Keaton. «Hice un par de casas de Frank Lloyd Wright, pero es un estilo muy diferente al de Nancy. Me encanta Nancy, significa mucho para mí. Pero nunca fui en esa dirección. Sólo por las casas que compré».
Sin embargo, le debe algo más a Meyers en cuanto a diseño de interiores: Meyers hizo que Keaton conociera Pinterest. (La propia Meyers ha dicho que fue su hija, Hallie, quien la introdujo en la aplicación para compartir fotos, que ha utilizado para ayudar a imaginar sus películas, como The Intern). Keaton quedó tan prendada de Pinterest que ahora ocupa un lugar en el título de su nuevo libro. «Sigo enamorada de él; ¡sigo enamorada de Pinterest!», exclama feliz. «Para mí, es tranquilizador, porque también estás a la caza. Lleva a algo más, y eso lleva a algo más, y sigue y sigue. Y esa es la luz que quieres: la del ordenador. Simplemente hace que todo se vea mejor».
Antes de descubrir Pinterest, Keaton dice que era igualmente compulsiva a la hora de recopilar inspiración para las casas que ha comprado y vendido durante la última década y media. «Tenía una biblioteca de libros y revistas: toneladas», dice, y se define como una antigua adicta a las hojas sueltas de las revistas. «World of Interiors, Architectural Digest, Elle Decor, de todo. Y de todos los países». Pero para su casa actual, una estructura de 8.000 pies cuadrados en la zona de Sullivan Canyon, en las afueras de Brentwood, California, fue Pinterest el que inspiró su visión y, finalmente, su último tomo.
La bien llamada The House That Pinterest Built (La casa que construyó Pinterest) se compone de 300 fotografías de la nueva casa de Keaton junto con ensayos, consejos y otras inspiraciones. Es la primera vez que la actriz abre esta residencia en particular, y ofrece un vistazo tanto a la vida privada de Keaton como a su decoración y renovación. «Con tanto interés -y experiencia- en el sector inmobiliario y la decoración (Keaton contrató a Cynthia Carlson Associates para que le ayudara a clasificar sus prácticamente innumerables imágenes de Pinterest para su casa de Sullivan Canyon), cabría esperar que si la carrera de 47 años de Keaton como actriz no hubiera prosperado, su segunda opción obvia hubiera sido el diseño de interiores.
Pero según Keaton, probablemente no habría sido así. «Evolucionó más tarde. Compré mi primer apartamento en el San Remo después de Annie Hall, así que ya tenía 30 años», explica, refiriéndose al edificio de apartamentos cooperativos de lujo de Central Park West. «Así que una vez que tuve los medios pude explorar más. Cuando compré ese apartamento en el San Remo, era una torre. Tuve que venderlo porque no me dejaron alquilarlo, ¡todavía me molesta! Se podía ver por todas partes. Esa fue mi primera oportunidad de familiarizarme espacialmente con algo que era un gran cuadrado que podía dividirse en otros grandes cuadrados, y que estaba lleno de luz».
Esto, según Keaton, es algo que a día de hoy es muy importante para ella. «Por ejemplo, no me gustan las cortinas. No, no me gustan. Nunca me han gustado», insiste. «En la casa que tengo ahora, hay ventanas comerciales como en las naves industriales, por lo que son más altas. Es una luz asombrosa. Y siempre está cambiando. Es muy mágico para mí».
Aunque esa no es la faceta favorita de Keaton de la casa, que describió como «ladrillo y acero y madera de corral» con un aire industrial de fábrica. «Son los ladrillos», dice de las 75.000 piezas de arcilla que componen su casa. «Me enamoré de los ladrillos y del mortero. Quería que hubiera espacio entre los ladrillos para que tuvieran vida propia. Son ladrillos viejos que compré en Chicago, los envié y volví a por más; probablemente pensaron que estaba loca. Y quizá tengan razón». Se ríe con buen humor.
«Al principio pensé que lo iba a pintar de blanco, porque me encanta el blanco y el negro, ¡duh!», dice, sonando exactamente como uno podría esperar que sonara uno de los adorables personajes de Keaton en la pantalla. «Pero empecé a amar realmente el ladrillo y las texturas de la misma, y, bueno, no sé, como no eran perfectas.»
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