Las guayabas mexicanas ya están aquí
Quizás haya visto recientemente en su tienda de comestibles una fruta pequeña, redondeada y amarilla que no le resulta familiar. Son guayabas mexicanas, conocidas en inglés como guavas. La primera vez que las vi en mi localidad, compré una pila y preparé un helado casero; el sabor dulce y ácido y el aroma tropical me transportaron inmediatamente a México. Algunos de los recuerdos más felices de mi infancia son los fines de semana que pasaba en casa de mi amiga Georgina Gleason en Tepotzlán, un pintoresco pueblo (ahora inundado de turistas) al sur de Ciudad de México, donde nos subíamos a los árboles de guayaba para comer hasta saciarnos antes de saltar a la piscina o explorar el lecho del arroyo. Por desgracia, a diferencia de las guayabas rosas hawaianas, más grandes y resistentes, las guayabas mexicanas no viajan bien. Debido a su naturaleza delicada y a su propensión a albergar plagas, no fue hasta 2008 que el Departamento de Agricultura aprobó finalmente y afortunadamente su importación a EE.UU., bajo estrictas normas de control de calidad.
Las guayabas no sólo son deliciosas; también están llenas de nutrientes y fibra, así como de un mayor contenido de vitamina C que cualquier cítrico. Contienen cantidades significativas de vitamina A; licopeno y betacarotenos, ambos potentes antioxidantes; además de una importante cantidad de vitaminas del complejo B como tiamina, niacina y riboflavina. También están cargadas de potasio y otros minerales esenciales. Debido a la diversidad de condiciones meteorológicas y climáticas de México, es posible encontrar guayabas prácticamente todo el año. Los árboles de guayaba están en su punto álgido de producción en invierno, por lo que en México los frutos son populares durante las fiestas, cuando se rellenan en piñatas y se cocinan en el tradicional ponche navideño. En febrero, los tamales de guayaba y el atole se cuentan entre los manjares más deliciosos.
Para promocionar las guayabas mexicanas en Estados Unidos, se inició una gira nacional con parada en Austin, donde los chefs Víctor Arellano y Omar Covarrubias nos deleitaron con todo tipo de recetas con la fruta recién llegada. Lo más destacado para mí fue la margarita de guayaba fresca, elaborada con tequila Los Tres Garcías de Arandas, en los Altos de Jalisco. Desde los aperitivos hasta los platos principales, pasando por las salsas para cocinar o pasar a la mesa y, por supuesto, los postres, estas frutas son muy versátiles y únicas. Busque estas fabulosas pequeñas frutas en su supermercado local; yo las he encontrado tanto en Fiesta como en varias tiendas H-E-B.
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