Hetty Green
Henrietta Howland Robinson estaba vinculada por parte materna a una de las grandes familias mercantiles de Nueva Inglaterra. Sin embargo, se crió en un hogar de austeridad cuáquera y recibió educación privada. En 1865, tanto su padre como su tía materna murieron, dejándole en sus testamentos un total de unos 10.000.000 de dólares en legados directos y fondos fiduciarios. Su demanda para conseguir la totalidad de la herencia de su tía sobre la base de un testamento en el lecho de muerte se prolongó durante cinco años, hasta que el testamento fue declarado falso en 1871. En julio de 1867 se casó con Edward H. Green, pero de mutuo acuerdo sus finanzas se mantuvieron separadas, y ella gestionó las suyas con una dedicación absoluta tanto antes como después de la muerte de él en 1902.
Tanto su padre como su abuelo habían inculcado a Hetty Green los negocios y las finanzas desde la infancia, y ella dedicó su vida a aumentar su fortuna. Se convirtió en una importante y temida operadora de Wall Street, donde, además de tener amplias participaciones en ferrocarriles y otras acciones y en bonos del Estado, mantenía un considerable fondo líquido para préstamos. Tras el pánico de 1907, varios inversores importantes se encontraron en deuda con ella. También invirtió mucho en hipotecas y bienes inmuebles, sobre todo en Chicago.
A medida que crecía su fortuna, Hetty Green, a veces llamada la «bruja de Wall Street», seguía viviendo con su hijo y su hija en alojamientos baratos, evitando cualquier muestra de riqueza y prácticamente toda sociedad. Sus excentricidades la convirtieron en el tema favorito de los chismes de los periódicos, y circularon todo tipo de historias sobre su tacañería. Quizá la más repetida fue la de su supuesta negativa a contratar a un médico para que tratara la pierna lesionada de su hijo, lo que acabó provocando su amputación. A menudo aparecía en público vestida con ropas de mala calidad, y se sabe que buscaba tratamiento médico para sí misma en clínicas de caridad. Vivió gran parte de su vida en un pequeño apartamento en Hoboken, Nueva Jersey. A su muerte, Green dejó un patrimonio de más de 100.000.000 dólares.
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