Galantamina

Resultados

Más de 90 ensayos clínicos han evaluado el efecto de la galantamina en la enfermedad de Alzheimer y otras afecciones. En general, encuentran un beneficio sintomático consistente sobre la cognición y las medidas clínicas en la EA durante varios años de tratamiento; sin embargo, como ocurre con todos los inhibidores de la colinesterasa, el tamaño del efecto de la galantamina es pequeño.

Por ejemplo, en un estudio de seis meses con 653 pacientes con EA de leve a moderada, 24 o 32 mg/día de galantamina condujeron a un efecto de tratamiento de aproximadamente 3 puntos sobre el placebo tanto en la escala de cognición ADAS como en las escalas CIBIC-plus y DAD de impresión clínica global (Wilcock et al., 2000). En otro estudio de cinco meses de duración con 978 pacientes con Alzheimer de leve a moderado se comparó el placebo con la galantamina escalada lentamente hasta dosis finales de 16 y 24 mg/día. De forma similar, mostró un efecto del tratamiento de 3 a 3,6 puntos en la ADAS-cog, así como beneficios en la función clínica global, los síntomas conductuales y las actividades de la vida diaria (Tariot et al., 2000).

Tras la aprobación de la galantamina, los ensayos evaluaron si afectaba a los síntomas conductuales en pacientes con enfermedad de Alzheimer de leve a moderada. El análisis post-hoc de los datos de 2.033 pacientes, agrupados a partir de tres estudios distintos, sugirió un beneficio del tratamiento con galantamina medido por el Inventario Neuropsiquiátrico (NPI), particularmente en los síntomas de agitación, ansiedad, desinhibición y movimientos aberrantes; un análisis posterior de cuatro ensayos encontró prácticamente el mismo resultado (Herrmann et al., 2005; Kavanagh et al., 2011). Otros estudios posteriores a la comercialización evaluaron aspectos adicionales del tratamiento con galantamina en la enfermedad de Alzheimer, por ejemplo el efecto del fármaco sobre la atención y su eficacia en la EA leve (Vellas et al., 2005; Orgogozo et al., 2004).

Varios estudios evaluaron la eficacia a largo plazo de la galantamina. En general, informaron de beneficios cognitivos y clínicos modestos pero consistentes del tratamiento continuo durante tres o cuatro años (por ejemplo, Raskind et al., 2004). Las afirmaciones de que el tratamiento con galantamina a largo plazo retrasa el ingreso del paciente en una residencia de ancianos se han comunicado en conferencias (véase el comunicado de prensa de la compañía); se han publicado estudios similares en la literatura revisada por expertos (Feldman et al., 2009).

Una cuestión distinta se refiere a si los pacientes de edad avanzada y los pacientes con enfermedad avanzada responden tan bien al tratamiento con colinesterasa como los pacientes de 70 años y los que tienen una enfermedad leve o moderada. Un análisis de datos sobre pacientes de 80 años o más, agrupados a partir de cuatro ensayos diferentes de fase 3, sugirió un beneficio del tratamiento con galantamina en pacientes de ese grupo de edad (Marcusson et al., 2003). Un análisis retrospectivo de los datos agrupados de cuatro ensayos de tres a seis meses informó de un beneficio del tratamiento para la enfermedad de Alzheimer de moderada a grave, al igual que el posterior estudio internacional SERAD específicamente sobre la EA grave (Wilkinson et al., 2002; Burns et al., 2009).

En 2005, se levantaron temporalmente las alarmas de seguridad cuando se produjeron más muertes en los grupos de galantamina que en los de placebo en dos ensayos de deterioro cognitivo leve, y la información de prescripción del fármaco se actualizó en consecuencia (véase la noticia de enero de 2005; boletín de WHO Pharmaceuticals). Un metanálisis posterior contradijo este hallazgo (por ejemplo, Feldman et al., 2009). En 2012, otro ensayo de dos años de duración con 2.051 pacientes con EA de leve a moderada descubrió que entre 8 y 24 mg diarios de galantamina se asociaban no sólo a un menor deterioro de la cognición y la función, sino también a una menor mortalidad que el placebo (véase el comunicado de prensa de la empresa). Este último estudio no se ha publicado en la literatura revisada por pares.

Aún así, aunque ya no se considera que la galantamina aumente la mortalidad en el DCL, se comprobó que era ineficaz en esa población tanto en los dos ensayos originales sobre el DCL como en un metaanálisis más amplio de pacientes con DCL en la literatura de ensayos clínicos con inhibidores de la colinesterasa (véase Winblad et al., 2008; Tricco et al., 2013).

En general, se considera que las terapias con acetilcolinesterasa galantamina, donepezilo y rivastigmina tienen una eficacia y seguridad similares, pero se han realizado pocas comparaciones paralelas. Uno de estos ensayos, en el que se comparó la galantamina con el donepezilo durante un año, informó de un beneficio cognitivo ligeramente mayor y un mayor alivio para los cuidadores en el caso de la galantamina, con resultados similares en cuanto a la tolerabilidad y las actividades de la vida diaria (Wilcock et al., 2003). En la práctica clínica, la galantamina -o el donepezilo o la rivastigmina- se prescribe con frecuencia en combinación con el antagonista del NMDA memantina (Atri 2011).

Los estudios de fase 4 también han evaluado la galantamina para afecciones distintas de la EA. Entre ellas se encuentran la demencia vascular, la discinesia tardía, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, la cefalea postraumática, el delirio postoperatorio, la depresión, el síndrome de Tourette, el trastorno bipolar, la cognición en la esquizofrenia y el ictus. Se han interrumpido los intentos de desarrollo para la fatiga crónica y la fibromialgia. La galantamina se sigue evaluando activamente como potenciador cognitivo en el trastorno bipolar y la esquizofrenia, y como ayuda para acabar con la dependencia de la nicotina o la cocaína. Sin embargo, a pesar de las extensas pruebas de la galantamina, a partir de 2014 su aprobación regulatoria no se ha ampliado más allá de su indicación original de la enfermedad de Alzheimer de leve a moderada.

Durante algunos años, después de que las terapias con inhibidores de la colinesterasa se aprobaran inicialmente para la enfermedad de Alzheimer, su modesto tamaño de efecto creó una controversia sobre su rentabilidad (véase la noticia de julio de 2004 y un amplio comentario). Los estudios farmacoeconómicos realizados en Estados Unidos, Canadá y los países europeos han concluido, en general, que el tratamiento con inhibidores de la colinesterasa reduce el coste de la asistencia. En el Reino Unido, este debate puso en tela de juicio la cobertura de los inhibidores de la colinesterasa por parte de su sistema sanitario universal. El National Institute for Health and Care Excellence (NICE) del Reino Unido restringió en 2007 el uso de estos fármacos, pero en 2010 reevaluó la cuestión y en 2011 emitió una guía en la que recomendaba el uso de galantamina en el tratamiento de la EA de leve a moderada (véase, por ejemplo, Garfield et al., 2002; guía del NICE). Estudios farmacoeconómicos recientes confirman la rentabilidad de la galantamina (por ejemplo, Hyde et al., 2013).

Para obtener una visión completa de los ensayos de galantamina, consulte clinicaltrials.gov.

.

Leave a Reply