Friedrich Froebel
Una de las discípulas más entusiastas de Froebel, la baronesa de Marenholtz-Bülow, fue la principal responsable de que sus ideas llegaran a oídos de los educadores de Inglaterra, Francia y los Países Bajos. Más tarde se introdujeron en otros países, incluido Estados Unidos, donde el movimiento froebeliano alcanzó su mayor éxito. Allí John Dewey adoptó los principios de Froebel en su escuela experimental de la Universidad de Chicago. Los jardines de infancia se establecieron en toda Europa y América del Norte y se convirtieron en una institución educativa estándar para niños de cuatro a seis años.
Froebel estuvo influenciado por los destacados filósofos idealistas alemanes de su época y por Jean-Jacques Rousseau y Pestalozzi. Era un hombre sinceramente religioso que, debido a su creencia en la unidad subyacente de todas las cosas, tendía al panteísmo y ha sido llamado un místico de la naturaleza. Su contribución más importante a la teoría educativa fue su creencia en la «autoactividad» y el juego como factores esenciales en la educación del niño. El papel del maestro no consistía en instruir o adoctrinar a los niños, sino en fomentar su autoexpresión a través del juego, tanto individual como en actividades de grupo. Froebel ideó círculos, esferas y otros juguetes -a los que denominó «regalos» u «ocupaciones»- diseñados para estimular el aprendizaje mediante actividades lúdicas acompañadas de canciones y música. Las técnicas educativas modernas de los jardines de infancia y de la educación preescolar están en deuda con él.
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