Fractura de Pulgar
Una rotura o fisura en los huesos del pulgar se conoce como fractura de pulgar. Las fracturas de pulgar pueden producirse por un golpe directo, una caída y contracciones musculares o torsiones durante la práctica de deportes como el fútbol, el hockey, el esquí y la lucha libre. Las fracturas pueden producirse en cualquier parte del pulgar, pero una fractura en la base del pulgar, cerca de la muñeca, se considera la más grave. Una fractura en el pulgar se asocia con dolor intenso, sensibilidad e hinchazón en el lugar de la fractura, poco o ningún movimiento del pulgar, aspecto deformado o frialdad o entumecimiento en el pulgar.
El diagnóstico de una fractura en el pulgar se realiza revisando su historial médico y realizando un examen detallado del pulgar. Suelen solicitarse radiografías para confirmar el diagnóstico.
El tratamiento implica el uso de férulas o yesos para inmovilizar los huesos hasta que sanen. La cirugía suele considerarse si el tratamiento no quirúrgico no proporciona alivio. La fijación externa es una cirugía que fija clavos por encima y por debajo del lugar de la fractura para tratarla desde el exterior. Estos clavos se mantienen en su lugar mediante un dispositivo de fijación externa. La fijación interna consiste en la implantación de alambres, clavos, tornillos y placas desde el interior para mantener los huesos en la posición adecuada mientras se curan.
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