Electroluminiscencia
Electroluminiscencia, producción de luz por el flujo de electrones, como dentro de ciertos cristales. La electroluminiscencia es uno de los pocos casos en los que tiene lugar una conversión directa de energía eléctrica en luz visible sin la generación de calor, como ocurre en la lámpara incandescente.
Hay dos mecanismos distintos que pueden producir electroluminiscencia en los cristales: el puro o intrínseco y la inyección de carga. Las principales diferencias entre ambos mecanismos son que en el primero no pasa ninguna corriente neta a través del fósforo (material electroluminiscente) y en el segundo prevalece la luminiscencia durante el paso de una corriente eléctrica.
En la electroluminiscencia intrínseca, la activación térmica y el campo eléctrico liberan electrones atómicos (de los niveles donantes) a la banda de conducción. Muchos de estos electrones de conducción son acelerados por el campo hasta que chocan con los centros luminiscentes, ionizándolos (es decir, expulsando electrones de sus átomos). La luz se emite de forma normal en cuanto un electrón se recombina con un átomo ionizado del centro. Dado que el efecto desaparece cuando se aplica un voltaje constante, se puede utilizar un voltaje alterno para crear una emisión de luz sostenida.
La electroluminiscencia también puede ser el resultado de la inyección de carga, como cuando un electrodo entra en contacto con un cristal para proporcionar un flujo de electrones o agujeros (extracción de electrones) o se aplica un voltaje a una unión p-n provocando un flujo de corriente; es decir, los electrones fluyen desde el material de tipo n hacia el material de tipo p. En ambos casos, los electrones pierden energía al recombinarse con centros o huecos positivos acompañados de la emisión de luz.
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