Electroestimulación

La electroestimulación es el uso de la carga eléctrica para tratar el dolor y los espasmos musculares, pero también en el tratamiento de enfermedades psiquiátricas y en situaciones de salvamento.
Los informes sobre el uso terapéutico de la electroestimulación se originan ya en el año 400 a.C. a partir del contacto con peces torpedo, que pueden producir descargas eléctricas de entre 100 y 150 voltios, donde se observó que las descargas eléctricas de los mismos eran capaces de reducir y controlar el dolor en partes dolorosas del cuerpo. A medida que aumentaba el conocimiento sobre las descargas eléctricas y el dolor, especialmente a mediados de 1700, con el desarrollo de la jarra de Leyden, y en 1965, con la introducción de la teoría del control de la puerta del dolor, en 1967 los científicos Wall y Sweets encontraron pruebas clínicas que comprobaban el éxito de la estimulación nerviosa eléctrica en el alivio del dolor crónico.
En la actualidad, con el éxito terapéutico de la electroestimulación, ésta comenzó a utilizarse en terapias de rehabilitación, especialmente en la rehabilitación de músculos lesionados o enfermos y otras afecciones de los tejidos blandos.

Teoría

Los principales usos terapéuticos se derivan de la contracción muscular o de la estimulación sensorial o de una combinación de ambas.
El nervio y los músculos son excitables, lo que depende de la permeabilidad de la membrana celular. Esto ocurre porque regula el intercambio de sustancias del interior y del exterior de las células.
Esta permeabilidad celular es sensible al voltaje, lo que producirá una distribución desigual de iones cargados a ambos lados de la membrana celular. En consecuencia, habrá una diferencia de carga eléctrica entre el lado interior y el exterior de la célula. Cuando se produce el potencial de acción, los canales de sodio se abren, permitiendo que los iones de sodio entren en la membrana celular. Este proceso, en el que se genera una carga positiva dentro de la célula, se denomina despolarización. Después de este proceso, se produce la repolarización, donde los canales de sodio cercanos se cierran y los canales de potasio se abren, permitiendo así que los iones de potasio salgan de la célula. El impulso dentro de la célula al equilibrar las concentraciones de cargados entre el exterior y el interior a través del transporte activo.

Usos terapéuticos

Como se ha referido anteriormente, la electroestimulación tiene varios usos terapéuticos, que van desde el tratamiento os dolores y espasmos musculares hasta el tratamiento de enfermedades psiquiátricas.

  • Estimulación cardíaca temporal: La estimulación cardíaca temporal consiste en la estimulación cardíaca eléctrica para tratar una taquiarritmia o bradiarritmia hasta que se resuelva o hasta que se pueda aplicar la terapia a largo plazo. Implica la introducción de un electrodo de estimulación (por cateterismo) en el ventrículo. Su función principal es el restablecimiento de la integridad circulatoria que se ve afectada por las frecuencias cardíacas irregulares.
  • Estimulación cardíaca permanente: Este tipo de terapia consiste en el uso de estimuladores, como los marcapasos, con frecuencias fijas para estimular los latidos del corazón. Se utiliza sobre todo cuando hay signos de que el corazón no late lo suficientemente rápido o puede haber un problema con el marcapasos natural del corazón.
  • Desfibrilación cardíaca: Es un tipo de tratamiento para situaciones que ponen en peligro la vida, como la fibrilación ventricular.El desfibrilador suministra una dosis terapéutica de carga eléctrica, permitiendo que el marcapasos del corazón restablezca el ritmo cardíaco normal.
  • Terapia de electroshock: Consiste en el uso de la electroestimulación para inducir convulsiones en el paciente con el fin de tratar enfermedades psiquiátricas, como la depresión severa o los casos de manía y catatonia. Se realiza mediante la colocación de electrodos de lengüeta en las sienes húmedas del paciente y tiene una duración de 15 segundos.
  • Hipertermia: Esta terapia consiste en someter el tejido corporal a temperaturas ligeramente más altas para dañar y matar las terapias tumorales. Como las células tumorales tienen una estructura vascular desorganizada y compacta, tendrán dificultades para disipar el calor. Por lo tanto, este calentamiento provocará la desnaturalización y coagulación de las proteínas celulares, matando rápidamente las células dentro del tumor. Se considera un tratamiento de apoyo al tratamiento convencional y sólo tiene éxito en determinados tipos de cáncer. La terapia de hipertermia moderada suele durar 1 hora, en la que se somete al paciente a 45 °C, y puede aplicarse al propio tumor (hipertermia local), a todo un miembro u órgano (hipertermia regional) o a todo el cuerpo (hipertermia corporal).
  • Terapia de alta frecuencia: Es un método de calentamiento de los tejidos mediante el uso de alta frecuencia electromagnética para la relajación muscular y el lavado de los productos metabólicos. Puede utilizarse de tres formas:

Diatermia de onda corta: Implica el uso de dos condensadores colocados a ambos lados de la parte del cuerpo a tratar o de bobinas de inducción que se amoldan a la parte del cuerpo. Éstas generan calor cuando las ondas de alta frecuencia las atraviesan. Las frecuencias aplicadas suelen rondar los 27,12 MHz y se utilizan para tratar músculos profundos y articulaciones cubiertas por una masa de tejido blando pesada, como la cadera, o para tratar enfermedades inflamatorias profundas, como la enfermedad inflamatoria pélvica. Diatermia de ondas ultracortas: Utiliza el mismo principio terapéutico que la terapia de onda corta, con la excepción de la frecuencia asignada a la parte del cuerpo, que es de 433,92 MHz. Se utiliza para tratar procesos inflamatorios agudos y subagudos en órganos internos, osteomielitis, inflamaciones supurativas en tejidos blandos, como panaritis y forúnculos, y enfermedades inflamatorias del sistema nervioso periférico, articulaciones y ganglios linfáticos. Diatermia por microondas: Implica el uso de ondas de radar, que tienen una frecuencia más alta que las ondas electromagnéticas (alrededor de 2450 MHz). Aunque se considera el tipo de terapia de diatermia más fácil de utilizar, tiene una profundidad de penetración relativamente pobre. Se utiliza sobre todo para tratar tumores superficiales como terapia de apoyo a la radioterapia y la quimioterapia, pero alrededor de 1994 se utilizó también en medicina física y deportiva, con resultados positivos. Diatermia quirúrgica: A diferencia de las terapias de diatermia anteriores, la diatermia quirúrgica implica el uso de corriente eléctrica de alta frecuencia de corriente alterna como herramienta para cortar el tejido corporal, o para cauterizar los vasos sanguíneos para detener la hemorragia, aunque algunos defienden que esto último sólo debe utilizarse con corriente continua.

  • Uroestimulador: Un uroestimulador se utiliza cuando un paciente se enfrenta a trastornos de la función de la vejiga urinaria, comúnmente tras lesiones de la médula espinal. En este caso, el estimulador se coloca en la zona superior de la nalga y transmite impulsos eléctricos leves al nervio sacro, que influye en los músculos de la vejiga urinaria.
  • Electroestimulación del intestino: Esta terapia suele ser de corta duración, especialmente para el manejo de estados de íleo, también conocido como obstrucción intestinal. Para ello, se introducen electrodos de estimulación a través del estómago en el intestino delgado o por vía rectal en el intestino grueso.
  • Electroestimulación de los nervios periféricos: Este tipo de terapia se utiliza en pacientes parcialmente paralizados y requiere el uso de estimuladores eléctricos transcutáneos alrededor de las zonas problemáticas. Con ello se consigue reducir el dolor causado por la neuropatía nerviosa diabética.

Riesgos

La mayoría de los usos terapéuticos de la electroestimulación no dan lugar a efectos adversos para el paciente, cuando se utiliza en dosis controladas. Sin embargo, las terapias que implican la producción de calor, como la diatermia y la hipertermia, pueden tener riesgos. La diatermia podría provocar quemaduras y ampollas en la parte del cuerpo tratada, mientras que la hipertermia, con efectos negativos similares, también puede causar diarrea, náuseas y vómitos, más predominantemente en la hipertermia de cuerpo entero.
Los electrochoques, que es un tratamiento agresivo, pueden causar pérdida de memoria y, en algunos casos, provocar daños cerebrales. Además, las convulsiones podrían agravarse si el paciente padece epilepsia u otros trastornos neurológicos.Por último, la electroestimulación podría provocar lesiones en la piel e irritabilidad si el paciente tiene menos sensibilidad a la corriente eléctrica administrada, y también hematomas en la piel, ya que puede romper los vasos sanguíneos y los capilares bajo la piel.

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