El «casco con cuernos»
Uno de los objetos más misteriosos de la colección de la Armería Real es el «casco con cuernos». Este extraño casco fue encargado en 1511 por el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Maximiliano I como regalo para el joven rey Enrique VIII. El casco habría formado parte de una armadura completa, que el rey Enrique llevaba en los desfiles de la corte.
Una decoración extraordinaria
La decoración de la grotesca máscara está grabada con detalles faciales de gran realismo. Si se mira con atención, se puede ver incluso la barba incipiente en la barbilla y las patas de gallo alrededor de los ojos. También hay un pronunciado goteo debajo de la nariz. La máscara también lleva un par de gafas, que aumentan su extrañeza. Un par de cuernos de carnero, bellamente modelados en chapa de hierro, completan esta extraordinaria pieza.
Más de cerca se pueden ver los detalles faciales hasta los labios y la barba de caballo.
¿Qué inspiró el casco con cuernos?
La investigación para identificar la fuente que inspiró el casco con cuernos continúa, pero las gafas de aleación de cobre (posiblemente doradas en un principio) nunca llevaban lentes, lo que revela algunas pistas sobre su significado. Se cree que las gafas forman parte de la identidad de un «tonto», una figura que se encuentra comúnmente en la imaginería de finales del siglo XV y principios del XVI, sugiriendo que todo el mundo, por noble o humilde que sea, tiene elementos de locura en su carácter.
Existen varias imágenes de tontos que llevan o usan gafas de este tipo. Las gafas en sí mismas son del tipo llamado «remache», un diseño casi universal que se articula para poder sujetar el puente de la nariz del portador. Las gafas de este tipo se conocen en Europa al menos desde mediados del siglo XIV.
Los detalles de la máscara muestran un par de monturas de gafas de latón y un intrincado grabado.
Los trabajos sobre la iconografía de la máscara del «casco con cuernos» continúan, pero cada vez se apoya más la opinión de que es la de un bufón y que las gafas forman parte de la representación de tal figura. También debemos establecer una explicación para la presencia de los cuernos, que en la época en que se hizo el casco solían ser el signo de un cornudo o del Diablo. Ahora pensamos que tal vez no se consideró apropiado ponerle cuernos a un casco destinado al rey de Inglaterra.
Tras la muerte de Enrique en 1547, probablemente se colocó en exhibición entre otras armas y armaduras que le pertenecían. El resto de la armadura fue aparentemente desechada como chatarra después de la Guerra Civil. La extraordinaria apariencia del casco probablemente lo salvó de la destrucción y sigue siendo una de las piezas más enigmáticas de la colección hasta el día de hoy.
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