«Dr. Google»: La calidad y las limitaciones de la información en línea y su impacto en la relación médico-paciente | Archivos de Bronconeumología
En los últimos 10 años, Internet se ha convertido en una de las principales fuentes de información médica. Según una encuesta del ONTSI (Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información), el 64% de los 55.000 encuestados tenía acceso a Internet, y el 43% de ellos lo utilizaba a diario.1 Principalmente utilizaban Internet para buscar información de cualquier tipo, seguido de la consulta del correo electrónico y la lectura de revistas y periódicos online.
Aunque los encuestados declararon que su principal fuente de información para asuntos relacionados con la salud eran los profesionales sanitarios (88%), hasta el 50% de los usuarios buscaban en Internet para contrastar esta información con otras fuentes.
En el caso de una enfermedad concreta, los internautas buscaron principalmente la definición, los síntomas y el diagnóstico de la enfermedad (40%), los estilos de vida saludables (17%), los medicamentos (16%), la medicina alternativa (3%) y los centros o instituciones de referencia (4%).1Internet no sólo se utiliza como motor de búsqueda: el 35% de los usuarios lo utiliza para gestionar sus citas médicas, consultar su historial médico electrónico o realizar otros trámites online.
Actualmente, los usuarios de Internet tienen 2 fuentes principales de información: los sitios web públicos (instituciones, hospitales, publicaciones médicas, etc.), que corresponden al 41% del tráfico; y los sitios privados, como las cadenas de televisión, el sector sanitario (nutrición, deporte, etc.), las redes sociales y las asociaciones de pacientes.
La facilidad de acceso a la información ha llevado a varios grupos a estudiar el impacto de esta disponibilidad en los pacientes y su conocimiento de la enfermedad. Los investigadores Kothari M y Moolani S2 administraron un cuestionario pre-post y descubrieron que una búsqueda guiada en Google aumentaba el conocimiento de los pacientes sobre las causas y los factores agravantes de su estrabismo. Resultados similares fueron publicados recientemente por Al-Silwadi FM, y otros,3 quienes informaron de los resultados de un estudio en una población pediátrica programada para un tratamiento de ortodoncia fija. Los padres de los grupos de control y de intervención recibieron información oral y escrita sobre el procedimiento en la clínica, mientras que al grupo de intervención también se le invitó a ver varios vídeos explicativos en YouTube durante las 3 semanas previas al procedimiento. El grupo de intervención tenía más conocimientos sobre la técnica a la que se iban a someter sus hijos y sobre los cuidados posteriores al procedimiento que el grupo de control.
Está claro, pues, que proporcionar a los pacientes información seleccionada y precisa a través de Internet mejora sus conocimientos sobre su enfermedad. Desgraciadamente, este no es el caso de todas las búsquedas en Internet, ya que no toda la información puede considerarse válida.
Según el ONTSI,1 los usuarios tienen poca confianza en la información obtenida de la web (3,85 sobre 10), y éste es uno de los principales obstáculos para el uso de esta fuente de datos, junto con otros factores como: las habilidades limitadas de búsqueda, la ansiedad, el tiempo requerido, el conflicto entre la información recibida del médico y la información recuperada de las búsquedas relacionadas con temas de salud mental.4
Un paciente independiente y bien informado, por su parte, puede poner en peligro la relación médico-paciente, sobre todo si el médico siente que su autoridad está siendo desafiada.5 En una encuesta a médicos realizada por Antheunis et al. además, el 38% de los encuestados afirmó que las visitas eran menos eficientes si el paciente llevaba información, y aún más si el paciente pedía algo inapropiado o el médico se sentía desafiado.
Los pacientes suelen tener demasiada vergüenza o miedo de admitir ante el médico que han buscado información en Internet. En cambio, la información encontrada en Internet puede ser útil para informar al médico cuando un miembro de la familia está presente durante la visita o si el paciente se encuentra con una advertencia en un sitio web que debe notificar a su médico.
En conclusión, nuestros pacientes o sus familiares buscan información relacionada con la salud en Internet. El acceso a información útil y actualizada mejora la comprensión del paciente de su enfermedad y su adherencia a la terapia, y le pone en contacto con otros pacientes con enfermedades similares, creando redes en las que se puede difundir información valiosa.
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