Depresión: Causas, síntomas y tratamientos

La depresión, o trastorno depresivo mayor, es una condición de salud mental marcada por un sentimiento abrumador de tristeza, aislamiento y desesperación que afecta a la forma en que una persona piensa, siente y funciona. Este trastorno puede interferir significativamente en la vida diaria de una persona y puede provocar pensamientos de suicidio. La depresión no es lo mismo que la tristeza, la soledad o el dolor causado por una experiencia vital difícil, como la muerte de un ser querido.

En 2015, se estima que 16,1 millones de adultos estadounidenses (de 18 años o más), o el 6.7 por ciento de la población adulta, tuvieron al menos un episodio depresivo mayor, o experimentaron síntomas depresivos, en el último año, lo que hace que esta condición sea uno de los trastornos mentales más comunes en los Estados Unidos, según el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH).

La depresión puede afectar a personas de todas las edades, razas y clases socioeconómicas, y puede atacar en cualquier momento. Según el NIMH, este trastorno afecta al doble de mujeres que de hombres.

En un informe publicado recientemente por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los investigadores descubrieron que las mujeres de entre 40 y 59 años tienen la mayor tasa de depresión (12.3 por ciento) de cualquier grupo basado en la edad y el género en los Estados Unidos.

Síntomas

Las personas con depresión pueden experimentar una variedad de síntomas, pero lo más común es «un profundo sentimiento de tristeza o una marcada pérdida de interés o placer en las actividades diarias», según la Asociación Americana de Psiquiatría. Otros síntomas de la depresión pueden ser:

  • Irritabilidad, agitación o inquietud
  • Disminución del deseo sexual
  • Incapacidad para enfocar, concentrarse o tomar decisiones
  • Insomnio o dormir demasiado
  • Cambio en el apetito y/o el peso, comer demasiado o muy poco
  • Cansancio y falta de energía
  • Estallidos de llanto inexplicables
  • Síntomas físicos inexplicables como dolores de cabeza o del cuerpo
  • Sentirse sin esperanza o inutilidad
  • Retirada de situaciones sociales y actividades normales
  • Pensamientos de muerte o suicidio

Causas

Las causas de la depresión no se conocen del todo, pero los científicos creen que un desequilibrio en las sustancias químicas de señalización del cerebro puede ser el responsable de la enfermedad en muchos pacientes. Sin embargo, hay varias teorías sobre lo que es realmente este desequilibrio y qué sustancias químicas de señalización están implicadas. Además, también se asocian diversas situaciones vitales angustiosas, como un trauma en la primera infancia, la pérdida de un empleo, la muerte de un ser querido, problemas económicos o un divorcio.

Lo más probable es que la depresión esté causada por una combinación de factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos, según el NIMH.

Ciertas condiciones médicas también pueden desencadenar la depresión, incluyendo una glándula tiroidea poco activa, cáncer, enfermedades del corazón, dolor prolongado y otras enfermedades importantes. La depresión inducida por las hormonas también puede surgir después del parto o en la menopausia.

Además, algunos sedantes, como los somníferos, y los medicamentos para la presión arterial alta están relacionados con la depresión, según los NIH.

Diagnóstico

Para diagnosticar a una persona con un trastorno de depresión, los médicos pueden preguntar a los pacientes sobre su historial de salud familiar, su estado de ánimo y sus patrones de comportamiento (como la alimentación y el sueño), y sus pensamientos suicidas. También pueden pedir a los pacientes que informen de sus síntomas de depresión en un cuestionario impreso.

En el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM), que es una guía de salud mental para médicos publicada por la Asociación Americana de Psiquiatría, para diagnosticar a una persona con un trastorno depresivo mayor, la persona debe mostrar cinco o más de los síntomas (enumerados anteriormente) durante al menos dos semanas. La persona también debe mostrar un estado de ánimo deprimido, o pérdida de interés o placer.

También hay que descartar que los síntomas no sean causados por otra condición médica, como un problema de tiroides, o debido a los efectos directos de una droga o medicamento. Por ello, los médicos pueden realizar un análisis de sangre o una prueba de la tiroides para asegurarse de que funciona correctamente, según la Clínica Mayo.

Y, por último, los médicos se fijan en si «los síntomas causan una angustia clínicamente significativa o un deterioro en el ámbito social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento», según el DSM.

Tratamiento

Las encuestas han demostrado que hasta la mitad de los estadounidenses con depresión no reciben ayuda médica para su enfermedad. Si no se trata, la depresión mayor puede desencadenar una cadena de consecuencias sociales, emocionales y de salud que se suman al estrés general de los pacientes. Según la Clínica Mayo, éstas incluyen el abuso de alcohol o drogas, la ansiedad, el aislamiento social y los conflictos en las relaciones, las dificultades en el trabajo o en la escuela, o el suicidio.

El tratamiento de la depresión puede implicar terapia psicoterapéutica, medicamentos o una combinación de ambos.

Medicación: Los medicamentos recetados, llamados antidepresivos, ayudan a alterar el estado de ánimo afectando a las sustancias químicas naturales del cerebro. Hay varias categorías de antidepresivos, pero los médicos suelen empezar con una clase de fármacos llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), y pueden probar otros medicamentos si el estado del paciente no mejora.

Los ISRS se dirigen a la serotonina del cerebro, una sustancia química de señalización (neurotransmisor) que, según los estudios, está implicada en la depresión. Esta clase de medicamentos incluye la fluoxetina (comúnmente conocida como Prozac), la sertralina (Zoloft), la paroxetina (Paxil), el escitalopram (Lexapro) y el citalopram (Celexa). Los efectos secundarios, que suelen ser temporales, incluyen cambios en el deseo sexual, problemas digestivos, dolor de cabeza, insomnio y nerviosismo.

Otras clases de antidepresivos incluyen los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN), los inhibidores de la recaptación de norepinefrina y dopamina (IRND), los antidepresivos tricíclicos y los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO).

Los medicamentos tardan un tiempo -generalmente de 2 a 4 semanas- en hacer efecto, y a menudo los síntomas como el apetito, los problemas de concentración y el sueño mejoran antes de que las personas puedan notar cambios de humor, según el Instituto Nacional de Salud Mental.

Picoterapia: También conocida como terapia de conversación o asesoramiento, este tratamiento ha demostrado ayudar a algunos pacientes con depresión. Varios estudios han sugerido que la combinación de psicoterapia y medicación funciona mejor para tratar a las personas con depresión grave. Entre los distintos tipos de psicoterapia se encuentra la terapia cognitivo-conductual, que ayuda a la persona a cambiar los patrones de pensamiento negativos y a sustituirlos por otros más saludables, así como la terapia interpersonal, diseñada para ayudar a la persona a entender y superar las relaciones difíciles, según el Instituto Nacional de Salud Mental. Otra forma de psicoterapia es la terapia de resolución de problemas, que consiste en idear soluciones realistas para afrontar situaciones estresantes.

Tratamientos menos comunes: Para los pacientes con depresión grave que no han respondido a ninguna medicación o psicoterapia, los médicos pueden considerar la estimulación magnética transcraneal (EMT), según la Clínica Mayo. La EMT consiste en recibir breves impulsos magnéticos en el cuero cabelludo para estimular las células nerviosas del cerebro que se cree que están implicadas en la regulación del estado de ánimo y la depresión.

Información adicional de Cari Nierenberg, colaboradora de Live Science

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