Cuento de Navidad
Estaba vestida con una sencilla túnica o manto de color verde intenso, bordeado de pieles blancas. Esta prenda colgaba tan holgadamente sobre la figura que su amplio pecho estaba desnudo, como si rechazara ser protegido u ocultado por cualquier artificio…. Sus rizos castaños oscuros eran largos y libres; libres como su rostro genial, su ojo chispeante, su mano abierta, su voz alegre, su porte desenfadado y su aire alegre…. «¿Nunca has visto algo parecido a mí?», exclamó el Espíritu.
El narrador describe al Fantasma de la Navidad Presente, pero Scrooge no se da cuenta al principio de quién o qué ve. Aunque el comportamiento alegre y auténtico del Fantasma podría haber hecho obvia su identidad para quienes celebran regularmente la Navidad, Scrooge admite que nunca antes había «caminado» con ninguno de los hermanos del Espíritu, los Fantasmas de la Navidad Presente que vivieron en años anteriores. Los lectores notan que debido al cambio que comienza en Scrooge, éste mira a este Espíritu «con reverencia».»
¡Bendito sea, cómo se regocijó el Espíritu! Cómo desnudó su ancho pecho, y abrió su amplia palma, y flotó, derramando, con un brazo generoso, su brillante e inofensiva alegría sobre todo lo que estaba a su alcance!
El narrador explica que cuanto más gente celebra la Navidad, más feliz y más poderoso se vuelve el Espíritu de la Navidad Presente. El espíritu de la Navidad se personifica en su corazón abierto, su mano abierta y su brazo extendido. Reparte alegría sobre todos como una fuerza de la naturaleza. Todo el mundo tiene derecho a ser un poco más feliz en Navidad, y el Fantasma de la Navidad Presente les ayuda a serlo. Contrariamente a lo que Scrooge pudo pensar al principio, esta felicidad «inofensiva» no cuesta nada, y todos merecen esa alegría.
Fue una noche larga, si es que sólo fue una noche; pero Scrooge tenía sus dudas al respecto, porque las fiestas navideñas parecían condensarse en el espacio de tiempo que pasaron juntos. Era extraño, además, que mientras Scrooge permanecía inalterado en su forma exterior, el Fantasma envejecía, claramente. Scrooge había observado este cambio, pero nunca habló de él, hasta que salieron de una fiesta infantil de la Noche de Reyes, cuando, al mirar al Espíritu mientras estaban juntos en un lugar abierto, se dio cuenta de que su pelo era gris.
Aquí, el narrador explica que la vida del Fantasma de la Navidad Presente dura sólo lo que dura cada temporada navideña. En la Noche de Reyes, la noche anterior a la Epifanía, o el final oficial de los doce días de Navidad, el Fantasma de la Navidad Presente aparece visiblemente envejecido. Así, a pesar de que la visión de Scrooge parecía durar sólo una larga noche, en realidad Scrooge pasó toda la temporada navideña con el Fantasma, siendo testigo de sus poderosos efectos sobre la gente de cerca y de lejos.
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