Cuento aztecaViaje de una princesa

Cuando los aztecas se establecieron en la isla mágica que había aparecido en «El lugar de los nopales», no fueron a la guerra, como solían hacer. Seguían teniendo que alimentar a sus hambrientos dioses, pero utilizaban a su propia gente en vez de a los cautivos. Eso es lo que su dios les había dicho que hicieran. (En realidad, según la leyenda azteca, su dios les había dicho que no fueran a la guerra durante un tiempo, ya que necesitaban acumular fuerzas.)

Después de un tiempo, el emperador azteca envió un mensajero a una tribu cercana, invitando a la hija del jefe a visitar la capital azteca, y conocer a su hijo. Su invitación fue aceptada. La princesa de la tribu cercana llegó a la capital, con muchos sirvientes y muchos regalos para la familia real. Estaba encantada de conocer al hijo del emperador. Tuvieron una encantadora cena juntos. Al final de la velada, estaba más que dispuesta a convertirse en su novia.

Unos días después, su padre llegó a Tenochtitlan, la capital azteca. Esperaba discutir los bienes que su hija aportaría a su matrimonio con el hijo del emperador. Fue entonces cuando se enteró de que su hija y sus numerosos asistentes habían sido sacrificados para alimentar a los numerosos y hambrientos dioses aztecas. De hecho, probablemente él mismo habría sido sacrificado, sólo que, afortunadamente para él, había viajado a la ciudad con muchos guardias armados. El emperador intentó explicar que era un honor ser sacrificado. Pero el jefe no quiso hacerlo. Se apresuró a volver a casa con su gente, y al día siguiente envió a su ejército a destruir al horrible pueblo azteca.

Como su dios les había dicho que hicieran, los aztecas se habían tomado su tiempo para crecer en fuerza antes de contactar con este rey cercano. Sus jóvenes se habían convertido en guerreros capaces. Tenían muchas armas. Ganaban con facilidad. Los aztecas exigían tributos en forma de joyas, comida, ropa y, por supuesto, cautivos para alimentar a sus hambrientos dioses. Eso hizo muy felices a los aztecas. Los aztecas siguieron conquistando otras tribus de la zona. Eso los hizo muy ricos.

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