Coyote
Si vives en Norteamérica, probablemente estés familiarizado con los coyotes. También conocidos como lobos de las praderas o de los matorrales, los coyotes (Canis latrans) se encuentran en todo el continente, desde Canadá hasta México y prácticamente en todas partes. Estos animales son caninos (miembros de la familia de los perros) y se parecen a los perros o a los lobos. Suelen ser de color marrón, con narices puntiagudas y colas tupidas. Tienen el tamaño de un perro mediano, pesan entre 7 y 23 kilogramos y miden entre 1,1 y 1,3 metros de largo desde el morro hasta la punta de la cola.
Sin embargo, la característica más distintiva del coyote es su adaptabilidad. Estas resistentes criaturas son conocidas por su capacidad para responder a los retos del entorno. Por ejemplo, en los últimos cientos de años, muchas especies norteamericanas han tenido problemas con el aumento de la población humana, debido a la caza y la pérdida de hábitat. Pero los coyotes no. Cuando las poblaciones de lobos se redujeron en todo el continente, los coyotes entraron en escena para llenar el nicho, expandiéndose desde sus hogares originales en la pradera a prácticamente todos los hábitats. Ahora viven en toda Norteamérica, en desiertos, bosques, llanuras, montañas, etc. Incluso viven en zonas urbanas y han salido a nado para colonizar las islas de la costa de Massachusetts. Los coyotes parecen prosperar gracias a su capacidad de adaptación.
Esta adaptabilidad se traslada a las representaciones culturales del coyote. Los coyotes aparecen en numerosas leyendas y folclore de los nativos americanos, en los que se les conoce por ser astutos, astutos e inteligentes. Estos mismos rasgos se observan en la cultura popular: basta con pensar en el Coyote de los dibujos animados Loony Tunes. ¿Acaso no era un personaje astuto, que siempre ideaba planes astutos, aunque infructuosos, para atrapar al correcaminos? Por supuesto, en la vida real, los coyotes no se centrarían tanto en los correcaminos. Simplemente comerían cualquier cosa que pudieran encontrar. Los coyotes comen prácticamente cualquier cosa. Cazan conejos, roedores e incluso caza mayor, como ciervos o crías de berrendo, pero también se sabe que comen animales atropellados, basura, fruta, insectos, ranas, serpientes, hierba, etc. Esta dieta variada es parte de lo que permite a los coyotes prosperar en tantos lugares. Estos omnívoros pueden encontrar comida casi en cualquier lugar, ya sea cazando o rebuscando.
Cuando los coyotes cazan, suelen hacerlo solos. Sin embargo, si las circunstancias lo requieren, pueden adaptarse y cazar con otros depredadores. Para abatir animales grandes, los coyotes pueden formar manadas. También se les ha observado cazando con tejones americanos. Esta curiosa asociación no es una amistad en sí misma, pero permite a coyotes y tejones combinar sus talentos y capturar más presas. Los tejones son excelentes para excavar, gracias a sus grandes garras y su agudo olfato. Los coyotes, por su parte, destacan en la caza de presas, alcanzando velocidades de hasta 64 kilómetros por hora. Juntos, los dos forman un equipo formidable, capaz de capturar presas tanto en la superficie como en el subsuelo.
Ambos depredadores se encuentran aquí en el Parque Nacional White Sands. Dada su enorme área de distribución, el hecho de que los coyotes estén aquí no es ninguna sorpresa. Típicamente activos por la noche, al atardecer, o por la mañana temprano gracias al agobiante calor del desierto, los coyotes cazan los numerosos roedores y conejos que viven en el parque. Un estudio reciente sobre los mesocarnívoros en White Sands fotografió a estos coyotes y descubrió que tienden a frecuentar las zonas arbustivas y con más vegetación del parque, donde hay más presas disponibles. Así que, al igual que se han adaptado a vivir en hábitats de todo el continente, los coyotes se han hecho un hueco aquí en White Sands.
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