Cómo calcular la densidad del hormigón
¿Cuánto cuesta este producto? Esta es la pregunta habitual cuando un aplicador o un inversor evalúa las distintas opciones para realizar un trabajo. Es claramente una pregunta sensata, ya que cuanto mayor sea el precio, mayor será el coste global o la inversión. Si las prestaciones son las mismas, lo más probable es que se elija el producto de menor precio.
Es fácil comparar el precio entre dos productos. Pero, ¿qué significa realmente «precio más bajo»? Imagine la siguiente situación.
El producto A tiene un precio de 2,10 €/kg y el producto B cuesta 3,50 €/kg. Suponiendo que el rendimiento es el mismo, la decisión parece clara: el producto A gana el trabajo.
¿Pero estamos seguros de haber tomado una decisión inteligente? En realidad, hay más factores a tener en cuenta para conseguir la solución más económica que el simple precio por kg.
Espesor recomendado: ¿cuánto producto necesita?
Todos los productos de revestimiento y membrana se aplican siguiendo las instrucciones de los diseñadores y productores. Las fichas técnicas de los productos contienen información relevante que merece la pena consultar, como el número de capas necesarias y el grosor mínimo y máximo de las mismas.
El grosor de las capas es una medida que indica el volumen del producto que hay que aplicar. Por ejemplo, una superficie de un metro cuadrado con un espesor de aplicación de 2 mm representa un volumen de 2 litros.
Esto significa que la aplicación de una membrana de 2 mm de espesor requerirá 2 litros de producto. Pero, ¿cómo convertir estos 2 litros en kilogramos, que es el parámetro habitual utilizado para el envasado de estos productos?
Acertar en el cálculo de la densidad
La Wikipedia define la densidad de una sustancia como:
«…su masa por unidad de volumen. El símbolo más utilizado para la densidad es ρ, aunque también se puede utilizar la letra latina D. Matemáticamente, la densidad se define como la masa dividida por el volumen: ρ = m / V»
La densidad es, pues, la información necesaria que hay que buscar en la ficha técnica del producto para calcular el consumo en kg para un espesor húmedo previsto.
¡Pero cuidado con el término «densidad» en las fichas técnicas de los productos!
¿Densidad o densidad mixta? La diferencia es crucial.
Los revestimientos o las membranas se suministran normalmente como productos de un componente o de varios componentes, lo que suele significar dos componentes.
Cuando haga sus cálculos, tenga cuidado de utilizar la cifra indicada como «densidad mixta» o «densidad de la mezcla». La densidad de la mezcla puede estar indicada en una unidad diferente en la hoja de datos, pero se puede convertir fácilmente:
En los productos de dos componentes (como los revestimientos cementosos de dos componentes, los epoxis o las poliureas), los componentes se mezclan en una proporción específica para conseguir las propiedades finales de la membrana o de la película de revestimiento tras un curado adecuado. Como cada componente tiene su propia densidad, la densidad de la mezcla no es la suma pura de las dos densidades.
En los productos monocomponentes, podemos distinguir dos tipos:
Algunos endurecen por reacción con la humedad atmosférica (por ejemplo, los poliuretanos monocomponentes). Para estos productos, la densidad puede utilizarse sin más problemas para el cálculo del consumo.
El otro tipo de productos monocomponentes, que deben mezclarse con agua en la obra (por ejemplo, los cementos monocomponentes), son un poco más complejos. Esto se debe a que la «densidad de mezcla» indicada en las fichas técnicas suele referirse a la densidad de la mezcla fresca tras la adición de agua.
Por tanto, sería un error utilizar este dato para evaluar el consumo. El cálculo correcto sería:
La solución económicamente inteligente
A la hora de calcular el coste de la obra e identificar la mejor opción económicamente entre dos productos que ofrecen iguales prestaciones, el coste por kg (€/kg) no es, evidentemente, el único parámetro a tener en cuenta.
Por el contrario, evaluar el coste por metro cuadrado es la única forma de establecer el dato correcto para la decisión. Y el coste del producto por metro cuadrado no sólo depende del precio unitario por kg, sino también de su consumo:
Volvamos al ejemplo del principio y veamos qué ocurre si consideramos la densidad en nuestro cálculo.
El producto A tiene un precio de 2,10 €/kg y el producto B cuesta 3,50 €/kg.
Pero si el producto A tiene un consumo de 3,4 kg/m2 y el producto B de 1,9 kg/m2, la situación es totalmente inversa: El producto B resulta ser la opción más favorable desde el punto de vista económico.
Así que no tome decisiones precipitadas basándose en cálculos erróneos. Haga sus cálculos y asegúrese de obtener la solución realmente más barata para su negocio.
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