Baile folclórico

¿Qué hace que un baile sea un baile folclórico?

Lógicamente, el adjetivo folclórico debería modificar el sustantivo baile para indicar un cierto tipo de danza y baile y quizás el estilo o alguna otra característica distintiva de la danza o actuación. También debería implicar quiénes son los intérpretes. Sin embargo, el término danza folclórica, de uso común desde finales del siglo XIX, junto con su término matriz folclore, acuñado en 1846, no es tan descriptivo o incontrovertido como podría parecer. Gran parte del problema radica en las actitudes y los propósitos de los primeros estudiosos y de su público.

En general, la designación folk fue utilizada por aquellos que no se consideraban a sí mismos como parte del folk y estaban seguros de saber qué otras personas eran el folk. Algunos de estos observadores describían con condescendencia a las comunidades folclóricas como campesinos, personas simples o pintorescas, analfabetas y sin conciencia de sí mismas, que mantenían tradiciones supuestamente poco sofisticadas y antiguas. Estos escritores llegaron a la conclusión de que las «verdaderas» danzas folclóricas se creaban de forma anónima y se transmitían de persona a persona. Muchos estudiosos de finales del siglo XIX y principios del XX postularon una especie de evolución social darwiniana que pasaba de unos inicios imaginarios a través de las danzas folclóricas existentes para llegar a las danzas recreativas modernas. Esta actitud, que cayó en desgracia en la década de 1930, formaba parte de una visión del mundo más amplia que a veces llegaba a situar a otros grupos de personas más abajo en el árbol evolutivo humano que a ellos mismos y a sus compañeros.

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No es de extrañar que se produjera una reacción violenta y que, desde mediados del siglo XX, se evitara el uso de la palabra «folk» debido a la actitud condescendiente que se cree que representa su uso. Muchos grupos culturales de todo el mundo exigieron que sus artes escénicas no se caracterizaran con el término. Así, algunos archivos y organizaciones encontraron conveniente cambiar la palabra folk por tradicional en sus nombres. Por ejemplo, en la década de 1960 los Archivos de Música Folclórica de la Universidad de Indiana pasaron a llamarse Archivos de Música Tradicional. Del mismo modo, en 1980 el Consejo Internacional de Música Folclórica, una organización sin ánimo de lucro apoyada por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), cambió su nombre por el de Consejo Internacional de Música Tradicional. Su sección de estudio sobre la danza amplió su alcance, pasando de la danza folclórica a la etnocoreología, el estudio de todas las formas de danza de una cultura.

Danza del mayo
Danza del mayo

Danza tradicional del mayo de Inglaterra, con formación en círculo de bailarines entrelazados; detalle de un dibujo del siglo XIX.

Culver Pictures, Inc.

Aunque muchos académicos del siglo XXI evitan cualquier uso de la palabra folk debido a su mal uso en el pasado y a su posible carácter ofensivo, los que sí aceptan el término suelen significar «tradicional», «auténtico» o «de los viejos tiempos». Aquellos que quieren evitar dar a entender que la cultura es estática pueden negarse a utilizar un término tan categórico.

Los calificativos de tradicional y auténtico también son problemáticos cuando se aplican a las danzas folclóricas que se desarrollan, reviven y vuelven a representar conscientemente para su exhibición pública con el fin de reforzar una identidad nacional, atraer a los turistas o ambas cosas. Algunos ejemplos son las danzas interpretadas por la Compañía Nacional de Danzas Folclóricas de Filipinas Bayanihan y los numerosos grupos folclóricos de México. La palabra tradicional tampoco identifica cómodamente las danzas que se trasplantan de un contexto a otro, como las danzas folclóricas europeas interpretadas por la Sociedad Matachines de los indios yaquis del sur de Arizona en Estados Unidos y de Sonora en México. Estos términos tampoco incluyen las fusiones de danzas folclóricas de dos o más culturas en nuevas formas que representan a comunidades recién establecidas, como las danzas folclóricas multiculturales israelíes y las tradiciones fusionadas de los métis de Canadá. Éstas se analizan más adelante.

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