Alicia Alonso Martínez

Un año después, actuó por primera vez en público en La Bella Durmiente de Tcaikovsky. En 1937, su rápido ascenso en el ballet se detuvo al enamorarse de un compañero de ballet, Fernando Alonso, con quien se casó. La pareja se trasladó a Nueva York para iniciar una carrera profesional, pero pronto dio a luz a una hija. Sin embargo, Alicia se las arregló para continuar su formación, tomando clases particulares antes de viajar a Londres para continuar sus estudios.
Las cosas empeoraron en 1941 cuando a Alonso se le diagnosticó un desprendimiento de retina. Fue operada para corregir el problema y se le ordenó permanecer en cama sin moverse durante tres meses para permitir que sus ojos sanaran. Incapaz de cumplirla, practicó con los pies, señalando y estirando. La operación no fue del todo exitosa, y se realizó una segunda cirugía. Sin embargo, no salió bien, y se determinó que Alonso nunca tendría visión periférica. De vuelta a La Habana, se le practicó una tercera operación y se le ordenó no moverse durante un año. No se le permitió jugar con su hija, masticar la comida con fuerza, reír o llorar, ni mover la cabeza. Su marido se sentaba con ella todos los días y utilizaba sus dedos para enseñarle los movimientos clásicos de ballet. Cuando por fin se le permitió moverse, Alonso se lesionó cuando un huracán rompió una puerta de su casa, rociando astillas de vidrio sobre su cabeza y su cara. Sorprendentemente, no se lesionó los ojos y pudo empezar a bailar.
De vuelta a Nueva York en 1943, Alonso empezó a reconstruir sus habilidades cuando le pidieron que bailara Giselle para sustituir a la primera bailarina lesionada del teatro. Tras su primera actuación, fue ascendida a bailarina principal, bailando el papel de Giselle hasta 1948. Para disimular su discapacidad de visión parcial en un ojo y sin visión periférica, Alonso entrenó a sus compañeros para que estuvieran exactamente donde ella los necesitaba sin excepción. También hizo que los escenógrafos instalaran focos potentes de diferentes colores para que le sirvieran de guía.
Al regresar a Cuba en 1948, Alicia y Fernando formaron su propia compañía, que mantuvieron con poco apoyo económico. Durante este tiempo también bailó en Rusia dos veces y actuó para el Ballet de la Ópera de París en 1953. Durante las décadas siguientes, realizó giras por países de Europa Occidental y Oriental, Asia, América del Norte y del Sur, y actuó como invitada en otras compañías. Bailó hasta bien entrados los 70 años y sigue dirigiendo su compañía de ballet a pesar de tener 91 años y estar casi ciega.

Leave a Reply